Carlos Correa, José Altuve
y Alex Bregman azotaron la pelota durante un nítido ejercicio dentro del cuadro y luego se unieron para un abrazo grupal cerca de la segunda base.
Muy por encima del diamante en Minute Maid Park , el sol brillaba y se reflejaba en una pancarta de gran tamaño pegada a una torre de luz.
“Campeones de la Serie Mundial”, decía, junto con el número “17” y el logo de los Astros. Era de oro macizo.
No, ese tributo no se empaña. No aquí.
Porque si la mancha del escándalo de robo de señales en el camino a la corona de 2017 se cierne sobre ellos, los Astros no lo están demostrando. Están concentrados, dicen, en poner otra bandera brillante en esa torre.
“No me preocupan las narrativas. No estoy preocupado”, dijo Bregman .
De regreso a la Serie Mundial por tercera vez en cinco años, tienen esa oportunidad a partir esta noche, cuando reciban a los Braves de Atlanta en el Juego 1.
Houston
es favorito en Las Vegas , lo sabe.
Abucheados, maldecidos e insultados con botes de basura falsos en los estadios durante toda la temporada, los Astros saben que no hay nada que puedan hacer para cambiar esa opinión.
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