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A unas horas de que se cantara el playball de la temporada 2019 de la Liga Mexicana de Beisbol, el futuro del pelotero Alonzo Harris tomó un rumbo inesperado.
De ser uno de los refuerzos de lujo de los Diablos Rojos, a ser cortado y terminar en la novena "hermana", Guerreros de Oaxaca, donde ha explotado su talento y está a un cuadrangular de inaugurar el departamento de 40-40 en la Liga Mexicana de Beisbol.
Cuarenta vuelacercas y el mismo número de bases robadas es el reto que acaricia el exjugador de los Tigres de Quintana Roo , logro que nadie ha conquistado en el circuito mexicano, donde Harris se convirtió en esta campaña en el tercero en alcanzar el 30-30, igualando a Luis Terrero y James Steels, ambos lo consiguieron con los Diablos Rojos del México . Ya suma 44 estafas y está a un batazo de cuatro esquinas de hacer historia.
El destino o una decisión apresurada en el infierno, impidió que Harris tuviera la oportunidad de ofrecer este rendimiento con la novena escarlata, "las cosas pasan por algo”, compartió hace unas semanas el jardinero. "Agradezco tener un trabajo y eso es lo importante. Siempre intento jugar al máximo, en cada jugada, en cada turno. Puedo batear y correr, es lo que hago".
Y lo ha hecho de forma espectacular en el actual calendario, enterrando sus mejores cifras con el madero, diez "bambinazos" en su paso por las ligas menores de Estados Unidos.
Hasta hace una semana lucía lejana la posibilidad, se fue en blanco en 8 de sus últimos 10 juegos con los Guerreros , pero el sábado pasado antes los Piratas de Campeche revivió la posibilidad con su cañonazo 38; ayer, le repitió la dosis a los filibusteros y tiene dos juegos para conseguir la marca.
"Sería muy emocionante, pero no juego para establecer marcas. Voy a seguir jugando para ayudar a que mi equipo gane juegos”, decía en su última visita al Estadio Alfredo Harp , la que pudo ser su casa.
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