La llegada de Jonathan Cabecita Rodríguez fue todo un caos en el aeropuerto de la Ciudad de México.
La mala planeación del club azulcrema se fusionó con la seguridad del lugar para resguardar al delantero uruguayo como si se tratara de un político.
Tanta era la preocupación, que hasta barristas de “La Monumental” fueron solicitados para cuidar al refuerzo estrella de las Águilas y a su familia. Unos, incluso les ayudaron con sus maletas, ya cuando Rodríguez estaba en otro vehículo, rumbo a un hotel en el sur de la CDMX.