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La adrenalina se respiraba en el piso de remates del hotel La Réserve de Ginebra donde tuvo lugar la primera subasta de la temporada de Phillips. Todos los reflectores estaban en Daytona Ultimatum, la sesión que ponía a juicio del mejor postor una increíble y única colección de 32 Rolex Daytona. Pero más allá del mito convertido en Dios, otra subasta auspiciada por la misma casa de remates y el mismo día, llamó la atención de los aficionados. La puja Phillips Geneva Watch Auction: Seven incluía en sus lotes varios Omega. El protagonista, sin duda, el que perteneció a Elvis Presley, un celebrity watch que se vendió por 1.8 millones de dólares (el precio estimado no era mayor a 100 mil dólares). Hasta entonces, el récord lo ostentaba un prototipo con un tourbillon, una pieza única que iba a ser parte de una serie que fue planeada pero nunca producida. La pieza se vendió por 1.4 millones de dólares el año pasado y es el único reloj Omega Tourbillon 30 I completo que existe.
La segunda firma que más relojes vende en el mundo, después de Rolex, comienza a pisar fuerte en el piso de remates. Como Rolex, tienen todos los ingredientes para posicionarse en el mercado de relojes vintage más deseados. Sus relojes pertenecen a la categoría de guardatiempos deportivos con precios a partir de 5,000 dólares, ambos tienen modelos icónicos (Speedmaster en Omega y Daytona o Submariner en Rolex), también coincide su poder de producción, alrededor de 700 mil relojes anuales, y ambas tienen un séquito de devotos entregados que están haciendo estallar la burbuja de los precios de algunas de sus piezas.
Los expertos coinciden en que no solo de Patek Philippe y Rolex viven las subastas. John Reardon, Jefe Internacional de Relojes de Christie´s mencionó a Tiempo de Relojes que Omega es una de la firmas con más potencial en el nicho de relojes vintage. Y no le falta razón. El pasado 12 de mayo no solo el Omega con caja de oro blanco, bisel engastado con diamantes Tiffany y fondo grabado con la leyenda "To Elvis, 75 Million Records, RCA Victor, 12-25-60" se alzó con un récord imprevisto, otros ejemplares se cotizaron al alza.
A Petros Protopapas, Director del Museo de Omega, no le extraña el resultado de Omega en esta subasta. “Omega tiene una historia increíblemente rica e ininterrumpida y este ADN toca las emociones de personas y coleccionistas”, argumenta. “En el saturado mercado vintage actual, el espíritu pionero de una marca hace la diferencia. Cuando un coleccionista ve un cronógrafo Omega, la historia detrás de él, como la exploración espacial y los seis alunizajes vienen a la mente, tanto como la precisión necesaria para convertirse en cronometrador oficial de la competencia deportiva más noble del mundo, los Juegos Olímpicos”, desgrana Protopapas. Y continúa. “Al contemplar un Seamaster, los recuerdos de la exploración submarina cobran vida, al igual que los de los heroicos pilotos durante la II Guerra Mundial”, se emociona. Según el responsable de salvaguardar la herencia de la firma sabe que “en el mundo vintage, un modelo exitoso es siempre una combinación de varios factores. La tecnología y el diseño son factores tan importantes como la historia, el ADN y los relatos increíbles detrás del reloj”.
De todo el universo Omega, Speedmaster es uno de los cronógrafos más codiciados en el mercado vintage y también se comprobó en esta subasta. Un Speedmaster Professional Ref. 2915 excedió lo esperado: de CHF 140,000 saltó a CHF 408,500. Este modelo compite directamente con el Rolex Daytona por el cetro del reloj cronógrafo deportivo más atractivo del siglo pasado, dicen en Phillips. Fue el primer cronógrafo de pulsera con taquímetro en el bisel. Esta referencia en concreto es una de las más reconocibles y coleccionables: se diferencia de otros modelos por sus grandes agujas de minutos y horas tipo Broad Arrow, con bisel metálico en lugar de inserción negra y el fondo de caja está todavía en blanco, sin grabado Seahorse, y esto es posiblemente uno de los últimos ejemplos con este fondo de caja. En 2017, un cronógrafo se vendió por 275 mil dólares, récord en ese momento para un reloj Omega. Lo que quiere decir que en un año casi duplicó su valor.
Otro buena marca en la subasta del sábado fue para un cronógrafo Omega ST 188.0002 Broad Arrow que sobrepasó la expectativa de CHF 20,000, llegando a CHF 162,500. En este caso, este cronógrafo fue entregado a la NASA en los años 70 como parte del Proyecto Alaska III. Impulsado por un movimiento electromecánico, este Speedmaster Professional competía por ser uno de los relojes calificados por la NASA para transbordadores espaciales y este lote presenta uno de los tres ejemplos proporcionados a la NASA para su evaluación.
Estos resultados son una prueba palpable de que el mercado de relojes vintage sigue en auge. Según Reardon, “hay un mercado potencial muy grande. Hay relojes que se vendieron por 10 mil dólares hace 20 años y ahora alcanzan 300 mil dólares, y el precio podría duplicarse y triplicarse en los años siguientes”.
En este sentido, Protopapas asegura que ha crecido el interés de los coleccionistas en muchos de los modelos vintage de Omega: “Speedmaster es el contendiente más obvio, pero en los últimos años hay creciente interés en descubrir la importancia histórica de la línea Seamaster. En 1932, Omega presentó el primer reloj de buceo comercial del mundo, que culminó con el lanzamiento en 1948 del primer modelo Seamaster. Desde entonces, ha ayudado a profesionales famosos en sus expediciones. Ciertos modelos, como el "Seamaster 300" original, han crecido en popularidad y tienen precios muy altos en el mercado vintage”.
Phillips también menciona las fortalezas de Omega: “Los modelos clave solicitados por los coleccionistas incluyen su primer cronógrafo resistente al agua de gran tamaño: la referencia 2077, los primeros modelos de Speedmaster como CK 2915 y 2998, las versiones militares del Seamaster y los modelos de cronómetro de gran tamaño como los equipados con su prestigioso calibre 30T2Rg”.
A partir de ahora, Omega es considerado todavía más un contendiente serio en el piso de remates. Y Protopapas adelanta algunos ejemplares que pueden romper récords. “El cronógrafo impulsado por el calibre 28.9 CHRO de Amelia Earhart alcanzaría un precio récord, igual que el Seamaster "XVI" de 1956 del Papa Pío XII y el Seamaster del músico Louis Armstrong”. Por supuesto, hay un reloj que tal vez podría igualar al Daytona de Paul Newman que se vendió por 17 mdd y es el Omega que perteneció al presidente John Fitzgerald Kennedy, adquirido por el Museo Omega en 2005 por 350 mil dólares, un Omega Ultra Thin (Reference OT3980).
“Este reloj es demasiado importante, no solo para la marca, sino para todo el mundo. Según los estándares actuales, el reloj sería tan valioso que se etiquetaría como “invaluable”. Para decirlo en términos más simples, el reloj seguramente rompería el récord de precios de cualquier Omega en subasta antes de él”.