André Meier todavía es un mexicano en formación, pero bastante adelantado. El director general de Attila Distribution Group, la empresa independiente de distribución de relojes más importante del país, comenzó a visitar México a principios de los 90, cuando trabajaba para un fabricante de agujas para textiles. Entonces empezó a conocer nuestros horarios de comida, peculiares para un joven disciplinado de Neuchâtel, y el chile. “Fuimos a comer medallones, me encantaron y había habanero verde. Pregunté si era fuerte, me dijeron que no y les puse. Tosía, la nariz me escurría y me lloraban los ojos. Tuve que ir al baño para sonarme”, recuerda con humor.
En ese primer viaje fue a Puebla y Guadalajara, y descubrió el tequila con sangrita y los ostiones Rockefeller. Regresó varias veces. Una a visitar a un amigo que vino a Mazatlán tres meses para aprender español, pero que era tan feliz que se quedó ahí. Otra —cuando ya trabajaba en la industria relojera para Certina— a ver a su novia de aquel tiempo, quien vivió en Oaxaca seis meses también para aprender español. Y en dos ocasiones más como vicepresidente de ventas internacionales de Blancpain, marca en la que estuvo 12 años, para conocer el Salón Internacional Alta Relojería (SIAR).
En octubre de 2016 llegó para hacerse cargo de Attila. Logró convencer a su hijo, quien lo visita a menudo, de que México es un buen lugar para vivir. “100 por ciento de la gente me pregunta sobre la seguridad y, después de venir, me dicen que es un sitio increíble. La gente está asustada por lo que sale en las noticias hasta que conocen el país. Para mí fue fácil porque ya había venido y me había gustado. Ahora cuando viajo estoy feliz de regresar aquí, ya lo llamo casa”.
Con la amplitud del portafolio de Attila, Meier se ha formado una visión completa del mercado relojero mexicano. “Lo más importante es que se trata de un mercado de consumidores locales y que está creciendo”, asegura. “Quienes no le están prestando atención, creo que cometen un ‘errorcito’”.
“México no es China, así que es imposible crecer como ellos, pero en un año muy bueno puedes incrementar las ventas 10 por ciento”, puntualiza. “Hay potencial tanto con las tiendas departamentales como con los joyeros, porque el consumidor mexicano aún compra mucho en otros países y debemos tratar de atraer más a ese segmento”.
Ese potencial está latente para toda clase de firmas, desde las de lujo hasta las fashion. Attila lo sabe bien como agente de Hublot, Zenith, TW Steel, Gucci, Bomberg, Claude Bernard y, más recientemente, de Klokers, Zadig & Voltaire, Bovet 1822, Greubel Forsey, MB&F y L’Epée 1839. “Hay coleccionistas que tienen dinero, conocen de relojes y están dispuestos a gastar en lo que les gusta”, opina. “Es un poco más difícil para las marcas clásicas, excepto Patek Philippe y Rolex, porque a los mexicanos les gustan los relojes atrevidos, pero incluso esas marcas pueden hacer negocio”.
La clave es entender el mercado y tener una presencia continua. “Algunas casas de relojería son rígidas y la prueba de que no entienden el mercado mexicano es que lo manejan desde Miami. Si quieres lograr algo no puedes venir cada tres meses, sino que necesitas estar aquí”.[caption id="attachment_19380" align="alignnone" width="800"] Hublot presentó su primer smart-watch con motivo del Mundial de Rusia de 2018. Se trata del Big Bang Referee 2018 FIFA World Cup Russia, que será usado por los árbitros en los partidos y también tendrá una edición de 2,018 ejemplares de venta al público con toda la conectividad para que apoyen a sus selecciones. Aquí el modelo de México.[/caption]Attila tiene una visión diferente. Son constructores de marcas, como su dueño Rick de la Croix, y tienen un equipo para cada una. La estrella de la compañía es Hublot, que acaba de abrir una boutique en la joyería Peyrelongue Chronos del nuevo centro comercial Artz Pedregal.
“Ésta es la dirección en la que el sector irá, porque una boutique es una experiencia y una embajada de la marca, te da visibilidad y una imagen clara”, dice Meier. “Esto afectará la distribución en el futuro. Algunas firmas serán más drásticas que otras. Yo creo que hay que respetar ciertas cosas porque no podemos pasar sobre los demás”.
Hublot también es flexible y rápida, dos condiciones indispensables para triunfar en lo que André define como la “relojería moderna” y satisfacer a los distintos mercados.
“Las cosas han cambiado mucho con las redes sociales. Las personas, en especial los jóvenes, están siempre en sus smartphones y si ven algo que les gusta, lo quieren. Pero no puedes decirles que se los entregarás en un año. Ahora tenemos una especie de relojería moderna que es muy rápida. Hay que ser flexibles con las entregas, porque los clientes tienen el dinero y quieren gastarlo. Quizás aún esperen a algunas marcas, pero no estoy seguro. Necesitamos darles el producto que quieren en el momento correcto. En el caso de Hublot, en enero ves los productos en Ginebra y en febrero ya tienes los relojes. Así debe funcionar”.
Por otro lado, cree que para Zenith ha llegado la hora de la verdad y que tendrá un buen desempeño en México gracias a los nuevos productos.
“La relación precio-calidad, el diseño y el desempeño son increíbles”, dice. “Si hacemos el trabajo adecuado en los puntos de venta, esta firma puede lograr mucho. Pero vamos a venderla de manera distinta, solo tomaremos modelos de las líneas Defy, Pilot y Chronomaster, y en un tamaño. Hay que tener claridad y enfoque cuando construyes una marca, crear una imagen limpia e impulsarla. Tenemos que comunicar el fuerte know-how de Zenith y volverla más trendy”.
Gucci y Bomberg le han dado sorpresas. La primera porque vende más joyería masculina que femenina en términos de volumen. “Es increíble, para nosotros es un gran negocio”, afirma. “Nunca he conocido un país donde los hombres compren tanta joyería como en México”.
Y la segunda porque ha conectado con público que no esperaban: “Uno piensa que Bomberg es para gente más joven, pero el reloj de la calavera huichol [Bolt-68 Quartz Skull Pearl ] lo han comprado personas de más edad. Esto va más allá de una marca de relojes, tiene que ver con la cultura del país que es enorme y está por encima de todo”.
Con la inclusión de Greubel Forsey, MB&F, Bovet 1822 y L’Epée 1839, Attila quiere darle servicio a los coleccionistas en lo más alto de la pirámide. “Tienen potencial y no compiten entre sí, lo que es muy bueno para nosotros y los retailers. Por supuesto, requieren de un estilo de venta más privado y exclusivo”.
Meier está convencido de que 2018 será “increíble” para todas las firmas de la empresa, aunque le pone un signo de interrogación. “Este año hay dos fuentes de incertidumbre: las elecciones y, ligado a ellas, los efectos sobre el tipo de cambio. Si no pasa algo especial será muy bueno para nosotros porque tenemos el reloj conectado del Mundial y el reloj de golf [ambos de Hublot]. Haremos ediciones especiales para México, seguiremos muy activos con promociones y acciones y con la visión de impulsar mucho nuestro negocio”.
A André le gusta que las marcas puedan crear relojes para México porque el mercado es muy receptivo a las novedades. “Es algo que sucede aquí más que en otros países, donde son más cuadrados. Me gusta que podamos ser creativos porque aquí el reloj es un espectáculo y un arte”. Palabra de un mexicano en formación.