La nueva campaña de Tudor, Born to Dare, no es sólo una estrategia comercial, sino que rinde tributo a la visión de Hans Wilsdorf, fundador de Tudor, quien fabricó estos relojes con dos metas claras: que resultaran resistentes a las condiciones más extremas y seductores para los espíritus más audaces. Una campaña que quiere mostrar tanto su rica historia relojera como un espíritu atrevido, dispuesto a romper las reglas, pero siempre anclado a la tradición.
En concordancia con esto último, Tudor presenta embajadores por primera vez en su historia, personajes que se caracterizan por romper esquemas en todos los ámbitos que tocan. La estrella que inició este nuevo linaje fue David Beckham, hombre rebelde del fúutbol y elemento clave en la nueva estética masculina. Pero para todo rey debe existir una reina, así que la casa ha fichado a su primera embajadora femenina de la historia: Lady Gaga, otro personaje iconoclasta y rompedor.
La cantante, compositora, productora y diseñadora estadounidense no sólo ha conquistado al público y los charts con sus creaciones, sino que se ha erigido como una figura que ha transformado radicalmente nuestra manera de entender el pop, gracias a su voz única y poderosa, así como a su estilo, cercano al teatro y el arte performático.
Ganadora de seis Grammys, un Globo de Oro, innumerables premios MTV, 150 millones de sencillos y más de 30 millones de discos vendidos, Gaga se ha consolidado como la máxima estrella pop del siglo XXI, sobre todo por su valentía y atrevimiento: lo mismo ha amparado causas políticas y sociales que se ha consolidado como un ícono de la moda.
Conocida como una experta en transgredir el status quo, la artista estadounidense parece haber nacido para representar los valores de Tudor, sobre todo a través de su fundación Born This Way, que se encarga de empoderar y apoyar el bienestar de los jóvenes alrededor del mundo. Como orgullosa representante de la firma, Lady Gaga porta un Black Bay automático de 41 mm en color guinda, cuyo poderío radica en su versatilidad y autenticidad, elementos que se repiten en todas las canciones de la flamante nueva embajadora de Tudor.