Más Información
Sheinbaum es una "consumidora voraz" de información: José Merino; el tablero de seguridad, herramienta clave, destaca
IMSS-Bienestar asegura mantener contratados a 2 mil trabajadores en entidades no adheridas al organismo
Rosa Icela Rodríguez se reúne con próximo titular del INM; “arrancaremos el 2025 con mucho trabajo”, asegura
SSa llama a tomar medidas preventivas ante bajas temperaturas; pide proteger salud por temporada invernal
Oposición tunde diseño de boletas de elección judicial; “la lista definitiva la harán Monreal y Adán Augusto”, dice Döring
Zenith está dispuesto a ganar el terreno perdido. Y sus acciones son potentes y eficaces. Desde que su ex CEO Aldo Magada dejó la firma en enero, Zenith ha experimentado un segundo aire. Jean-Claude Biver, Presidente de la División de Relojes de LVMH, lidera la nueva estrategia para que la firma se recupere de unos años de pérdidas insostenible. Él mismo declaró que una gestión confusa e innumerables errores pequeños sumieron a la firma en situación crítica. Ahora, con Julien Tornare como nuevo CEO y el lanzamiento de innovaciones relojeras contundentes, la casa reconocida por su movimiento El Primero, vuelve a sentar un precedente histórico con la invención de un oscilador monolítico de silicio monocristalino que reemplaza el volante-espiral como órgano regulador de los relojes y que se llama Oscilador Zenith.
Este concepto de volante y espiral acoplados sigue intacto para los relojes mecánicos actualmente, pero nació en 1675, gracias al astrónomo matemático Christiaan Huygens. Este año, un nuevo esfuerzo científico dirigido por Guy Sémon y el Instituto de I + D de la División de Relojes de LVMH desafían el principio inventado por Christiaan Huygens hace 342 años. El resultado es un oscilador de silicio monolítico con un grosor menor a un cabello humano que reemplaza el volante y espiral.
Normalmente, un órgano regulador está hecho de 30 componentes que requieren montaje, ajuste, sincronización, ensayo y lubricación. Pues bien, ahora se sustituye por un componente único de 0.5 mm de espesor en lugar de los 5 mm habituales. Este impresionante desarrollo late a la increíble frecuencia de 15 Hertz (108,000 alt/h), con una amplitud de +/- 6 grados, y está dotado de una reserva de marcha de casi 60 horas -más de un 10% que el calibre El Primero- a pesar de triplicar la frecuencia. Y es precisamente esta vibración la que le otorga un excepcional grado de precisión, casi 10 veces mayor.
Su tasa promedio de precisión es de solo 0.3 segundos (como referencia, mencionar que uno de los criterios para la certificación COSC es la marcha diurna media durante los primeros diez días de prueba y oscila entre -4 segundos a +6 segundos, lo que significa una tolerancia de 10 segundos por día). Por otra parte, sigue manteniendo la exactitud después de 24 horas de funcionamiento, justo cuando los relojes mecánicos comienzan a perder su energía y exactitud. Este nuevo oscilador mantiene el mismo grado de precisión para el 95% de su reserva de marcha.
Tampoco hay necesidad de aceite: sin componentes no hay contacto y eso significa no más fricción o desgaste, y por lo tanto lubricación innecesaria. La insensibilidad a los cambios de temperatura, a la gravedad y a los campos magnéticos elimina las debilidades clave de los ensamblajes de volante y espiral actuales que están sujetos a deformación y dilatación que reducen la precisión. El innovador reloj late con el calibre ZO 342, un movimiento completamente renovado de 32.8 mm de diámetro y 8.13 mm de espesor que deja ver el nuevo Oscilador Zenith, el órgano regulador monolítico de apenas 0.5 mm a través de la esfera y que reemplaza las 30 piezas ensambladas, ajustadas, reguladas y controladas de un órgano regulador convencional.
Tiene 148 componentes y 18 rubíes y late a 108,000 alt/h. La masa oscilante tiene decoración Côtes de Genève. Tiene funciones de horas, minutos y segundos centrales.
El guardatiempo con caja de 44 mm está fabricada con Aeronith, el material compuesto de aluminio más ligero del mundo. Este nuevo material, que se asemeja a una espuma metálica extremadamente sólida, se desarrolló utilizando un exclusivo proceso de alta tecnología y presenta una densidad de solo 1.6 kg/dm3, 2.7 veces más ligera que el titanio, 1.7 veces más ligera que el aluminio y 10% más ligera que la fibra de carbono.
Defy Lab está triplemente certificado. El certificado como cronómetro con el sello «tête de vipère» del Observatorio de Besançon en nombre de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas. En materia térmica, se ha ampliado el espectro de la norma ISO-3159: con una diferencia garantizada del orden de 0.3 segundos por día y por grado Celsius de desviación, es dos veces mejor que lo recomendado. Por último, el reloj responde a los criterios antimagnetismo estipulados por la norma ISO-764: es 18 veces mejor (reloj completo), lo que significa que es resistente a 88,000 amperios/metro o 1,100 Gauss.
Este lanzamiento sigue la estela de grandes expectativas sembradas por la marca en Baselworld 2017, cuando presentó Defy El Primero 21, la antesala de la nueva filosofía de de Zenith basada en la innovación y la estética atractiva. El reloj es 10 veces más rápido y preciso que su antecesor, pues late a una frecuencia de 50 Hertz (360,000 alt/h) e indica las centésimas de segundo por medio de una aguja central que da una vuelta entera a la esfera cada segundo. Además, cuenta con espirales hechas con una matriz de grafeno (nanotubos de carbono), cuyas propiedades las vuelven insensibles a los cambios de temperatura y a la influencia de los campos magnéticos.
Así discurre la nueva era de Zenith, el inventor de El Primero en 1969, el primer calibre automático de cronógrafo de la historia que medía décimas de segundo y latía a 36,000 alt/h.
Los primeros diez relojes Zenith Defy Lab (10 versiones diferentes) se venden en una caja especial. Todos ya están pre-vendidos. Cada uno de los relojes incluye una invitación personal para acudir al Grand Prix d´Horlogerie de Genève, un visita exclusiva a la manufactura para recoger el reloj donde será recibido por Jean-Claude Biver, Julien Tornare y Guy Sémon. Y como broche de oro, la experiencia de brindar con una botella del siglo XIX del más prestigioso vino dulce blanco del mundo, Château d’Yquem Sauternes.