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Doble tourbillon volante satelital, la última complicación fascinante de Louis Moinet. La maestría relojera y la fantasía de la particular visión de Jean-Marie Schaller nos trae lo que él llama su primer objeto interestelar. El universo de Louis Moinet siempre ha brillado con el aura particular de guardatiempos que rendían tributo al universo galáctico. Piezas que empleaban meteorito lunar o marciano, o el último homenaje dedicado a Julio Verne. Y ahora llega Space Revolution como creación realmente rupturista a nivel estético y técnico. Una pieza de alta complejidad que ha requerido tres años de investigación y cuya compleja arquitectura no tiene precedentes.
“¡La tecnología del primero ha dado a luz al mundo interestelar del segundo!”, explica Jean-Marie Schaller. En un diseño completamente nuevo. El atelier de Louis Moinet presenta una caja rediseñada de 43.50 mm. En oro rosa pulido y con acabado satinado, la base sostiene la cúpula de cristal de zafiro. Ofrece una visión integral de la verdadera galaxia que se mueve en la carátula. “Para establecer esta Space Revolution como una creación histórica de su tiempo, tuvimos que dejar de lado todas nuestras certezas. Hay movimiento en todas partes: las dos naves espaciales, por supuesto, más las dos jaulas de tourbillon volante, cuyos satélites giran sobre su propio eje una vez por minuto”, explica Jean-Marie Schaller.
Bajo la cúpula de cristal, las dos naves se enfrentan 18 veces por hora: la nave espacial superior completa una rotación en el sentido de las agujas del reloj cada cinco minutos, mientras que la nave inferior gira en la dirección opuesta, completando una revolución en sentido antihorario cada diez minutos. Y, metafóricamente, dos estaciones espaciales giran constantemente como poderosa defensa contra los efectos de la gravedad.
El movimiento manual de Space Revolution consta de dos osciladores, cada uno equipado con un mecanismo diferencial para proporcionar mayor precisión. La pieza tiene más de 470 componentes y seis cojinetes (bolas de cerámica) para garantizar la rotación y la armonía de todas las partes giratorias —las naves espaciales, las jaulas del tourbillon y el centro del marco de titanio dorado—.
Para representar las profundidades de la galaxia se insertando una pestaña flotante entre el cilindro y la cúpula de cristal de zafiro. Y el hondo color negro de la carátula, semejante a la infinidad del cosmos, se ha logrado con tecnología de nanoestructuración láser que absorbe la luz sobre la base de titanio. Las naves espaciales también se han construido en titanio (0.5 gramos de peso) con un acabado cerámico pintado a mano.
Space Revolution es una edición limitada de 8 ejemplares. Y cada pieza es única. Presenta fragmentos minerales únicos debajo de las manecillas. Entre los materiales extraterrestres, la roca más antigua del sistema solar, meteorito lunar, marciano y un fragmento con aminoácidos. Hay vida más allá de la infinitud del tiempo y el espacio.