El apasionante viaje de la familia Scheufele en la historia moderna de la alta relojería amplió sus horizontes cuando, en 2014, Chopard —la compañía de la que comandan los hermanos Karl-Friedrich y Caroline, y que fuera adquirida por sus padres Karl y Karin en 1963— compró Chronométrie Ferdinand Berthoud (CFB).
Una firma histórica reconocida por su precisión y por el apego a sus raíces en el mundo de la navegación. Karl-Friedrich, desde entonces copresidente de Chopard y presidente de CFB, explica cómo divide su tiempo entre ambas casas.
TDR. Ahora que trabaja en conjunto con Ferdinand Berthoud, ¿se siente más del lado independiente de la relojería?
Karl-Friedrich. Siempre me he sentido así porque Chopard también goza de esa característica.
¿Cree que la inspiración dependa de algún modo de la independencia?
Sí. Y sin las firmas independientes la relojería sería muy triste. Si ves el panorama general, cuanto más grande es una compañía, menores son los riesgos que toma.
Ahora que la industria está en un punto de inflexión ¿se centrará más en ampliar el mercado o se concentrará más en crear relojes elitistas?
El año pasado explicamos nuestra división dentro de la compañía y acordamos no aumentar demasiado la cantidad de relojes que hacemos. No queremos expandirnos, más bien queremos disminuir la cantidad de puntos de venta que tenemos. Ya hay 115 menos porque queremos mantenernos exclusivos, con calidad y con piezas lejos del mainstream. No solo dentro del L.U.C, también en Happy Sport tenemos una serie especial más interesante, más divertida y mejor para una compañía como la nuestra. Otras firmas han decidido lo contrario: ser más accesibles y hacer más relojes de cuarzo. Nosotros no.
¿Están interesados en experimentar con materiales? Vemos al nuevo L.U.C Chrono One FlyBack con Titalyt...
Sí, creo que es más divertido hacer algo como eso que producir más Chrono One. Es solo una serie, pero va hacia la dirección a la que queremos ir.
Un tema de conversación este año es Baselworld. Por el momento Rolex y Patek Philippe seguirán. ¿Cuáles son los planes de Chopard?
Creo que la industria relojera necesita una plataforma así. Conozco también el SIHH, pero pienso que Baselworld se acerca más a mi idea de libertad e independencia. Además para mí resulta fácil ir a Ginebra sin invertir en un hotel. Y creo que hacen bien en buscar cómo mejorar. Han hecho su tarea. No todo es perfecto todavía, pero considero una gran pena que algunos se hayan ido.
¿Es mejor mantener la confianza en la feria desde dentro que abandonarla y desearle suerte?
Por supuesto. Nosotros ya tuvimos una lluvia de ideas y cálculos de qué pasaría si nos fuéramos por nuestra cuenta. Si, por ejemplo, hiciéramos una exhibición itinerante en Asia, Medio Oriente, Estados Unidos y Europa. Pero imagina el tiempo que tomaría y ni siquiera lograríamos reunir a todas las personas que llegan a Basel.
¿Qué cree que tiene que hacer Baselworld para ser una herramienta útil en el futuro?
Hay marcas que tienen expectativas desproporcionadas. Esperan algo que ni saben definir. Sabemos que la industria ha cambiado pero no sabemos exactamente cómo ¿y esperamos que Baselworld lo haga?
Mantiene siempre los valores auténticos de la industria, pero ¿son suficientes para que la relojería siga viva?
Si no le explicas esos valores a las nuevas generaciones, nunca los comprenderán y todo será como dar vueltas en círculos. Tienes que sentirte bien seguro de ellos al comunicarlos. Solo así los jóvenes los apreciarán y querrán ser parte de ellos.
¿Qué hay del proyecto Fleurier Ebauches? Porque fue estratégico para traer un calibre industrial propio.
Está funcionando para producir el movimiento automático de todas las piezas de dama que tenemos. Este año produciremos 25 mil piezas en esta planta, pero la semana pasada solo hicimos 10 mil, así que aún no sé muy bien lo que haremos.
¿Qué podemos esperar de Ferdinand Berthoud en los siguientes años?
Ya entregamos casi 16 piezas al año, así que va bien. Se mantendrá como en 20 ó 30 piezas. Introduciremos, quizá el año que entra, un segundo calibre.
¿Cuánto dedica en su mente a Ferdinand Berthoud y cuánto a Chopard?
No hay un porcentaje. Puedo concentrarme dos o tres días en un tema y luego cambiar al otro. Cuando surge un proyecto llegan a pasar de seis a ocho semanas para una siguiente reunión mientras otras personas trabajan en desarrollarlo, así que siempre hay tiempo para ambas.
Esperemos que pueda presentar al Grand Prix d’Horlogerie el nuevo
Moon 1.
Lo haremos. Este año no seré parte del jurado y podré participar de manera objetiva. En otros temas, ¿escuchaste sobre mi tienda “Art In Time”?
Háblenos de este proyecto.
Está en Mónaco, es una galería donde mostramos los relojes de siete marcas amigas, Chopard, Ferdinand Berthoud, MB&F, Greubel Forsey, Ressence, Urwerk y L’Epeé. Es un proyecto que no se replicará. Tener solo un espacio así es lo ideal para este tipo de relojes.