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Orient es una firma japonesa con más de un siglo de existencia, aunque el nombre actual naciera en 1951 tras comenzar sus operaciones bajo la empresa Tama Keiki Co. Ltd. Junto a Citizen y Seiko, conforma actualmente la santa trinidad japonesa más poderosa en la producción de relojes.
Orient se ha caracterizado por enfocarse más directamente en la producción de relojería mecánica. Y desde el año 2001, forma parte integral de Seiko Epson Corporation, un gigante del Sol naciente con actividad económica solvente en diferentes sectores. De hecho, toda la producción base de los movimiento del Grand Seiko recaen en el savoir-faire de Orient.
Su gran baluarte es la colección Orient Star, una familia que nacía a mediados del siglo pasado. Inspiración con más de 65 años de historia que ahora se renueva con el lanzamiento Orient Star Modern Skeleton. La casa produce sus propios movimientos inhouse en las montañas de Akita, Japón.
Es el proceso llamado “monozukuri”, que podríamos traducir por savoir-faire en el paralelismo del Vallée de Joux suizo. Fabricación que optimiza todos los recursos disponibles en un eficiente procedimiento de producción con total garantía.
Este semiesqueletado con corazón abierto monta un calibre automático F6F44 con 50 horas de reserva de marcha (también puede alimentarse la cuerda manualmente).
Un movimiento consistente que se presenta en caja de acero de 41 mm. Exhibe el indicador de reserva bajo las 12 horas y también un pequeño segundero sobre las 6 horas. Una pieza con resistencia al agua hasta 100 metros que se ajusta a la muñeca con brazalete de acero.
Esta nueva declinación de la colección Star se lanza en cuatro combinaciones más coloristas con dial cepillado y satinado siempre en caja de acero: dial azul marino o gris con brazalete; azul marino con correa negra de piel; y esfera marrón con correa de piel del mismo color.
Una apuesta por el estilo más elegante con el acento japonés de ecléctica combinación: dos ventanas en la carátula, anillo de cinco minutos, índices “baton” y un numeral romano a las 12 horas. Un legado que busca una sensibilidad más moderna.
