Más Información
De colores y distintos tamaños, Comisión del INE aprueba boletas para elección judicial; falta voto del Consejo General
Comisión del INE aprueba recorte para organizar elección judical con 6 mil mdp; ajustan actividades de bajo impacto
Llega Navidad para choferes y repartidores; publican en el DOF decreto para derecho a seguro médico, indemnización y utilidades
Continúan la fiesta de Navidad en cantinas de la CDMX; "estoy pedísimo, pero a gusto y disfrutando", relatan
Quinta generación del Omega Constellation, pero casi 70 años en nuestras manos. “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”, escribía Giuseppe Tomasi di Lampedusa en la novela “El Gatopardo”. Una familia importante para la firma suiza, que ahora da un impulso a la colección con 26 nuevos modelos y un rediseño a 39 mm de diámetro.
Llegan versiones en oro amarillo, oro Sedna y también en acero. Una colección histórica que ha evolucionado con múltiples propuestas estéticas que apelan al sentido refinado de la elegancia. Es un buen momento para pasar revista a la mutación histórica de una familia que nunca desfalleció.
Centenary, precursor exitoso
El antecedente directo de Constellation fue Centenario, un guardatiempo de edición limitada que se presentó en 1948 para celebrar el siglo de vida de Omega. Dado el éxito, la marca decidió crear un nuevo reloj que cumpliera con los mismos estándares que la pieza que rendía culto a su siglo de vida.
“Connie”, para los amigos
Omega lanzó la colección en 1952 y recibió su nombre en honor al jet Constellation. Un gran avión de pasajeros de cuatro hélices que luego fue usado por el ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial. El jet “Connie” fue posteriormente adoptando la última tecnología de la época y las mayores innovaciones en la aviación. Una estrella del aire que ofrecía por primera vez en Estados Unidos el primer servicio sin escalas de la aviación comercial de costa a costa. Y una suma de refinados servicios inauditos, como el aire acondicionado y asientos reclinables. Disponibles en acero, oro amarillo y oro rosa, así como en tres grados de acabado (Standard, Deluxe y Grand Luxe), Constellation fue el reloj insignia de Omega desde su lanzamiento.
Vida de cuarzo
En 1964, Omega sorprendió con su primera pieza Constellation denominada C-Case. Un rediseño completamente distinto a las piezas presentadas en los años 50. La Ref. 168.017 presentaba una caja relativamente delgada y combinaciones de acabados satinados y pulidos. Pero una década después hubo un salto sustancial.
Fue en 1974 cuando Constellation dio un giro evolutivo de adaptación total al mercado de la época. Y bajo la dominante tendencia del cuarzo, llegó el Marine Chronometer en una caja cuadrada y brazalete de acero.
Del cielo a la tierra
"Connie" también utilizado como avión de guerra en la Segunda Guerra Mundial y primer Air Force One (Eisenhower). Pero bien posicionado en el mercado norteamericano, tocaba tomar tierra. Y la colección aterrizó en el corazón de Manhattan. Así fue llamado el rediseño de 1982, su apariencia actual más reconocible. Las cuatro garras, caja redonda y el perfecto dial circular con los índices en el bisel.
Más tarde, en 2003, el Double Eagle incorporaría en la familia el primer calibre co-axial creado por George Daniels. Y más recientemente, en 20015, Omega relanzó Constellation con el sello Globemaster. Dial “pie” como el original Centenario y última tecnología con sello Master Chronometer y complicaciones como calendario anual.
Lady first
Las nuevas piezas masculinas siguen la senda de la última renovación de la colección femenina en 2018. Un bisel más delgado con números romanos y misma estilización de las garras. La corona es cónica. Con texturas en la carátula, se han dibujado unas nuevas manecillas e índices horarios, que toman la inspiración de los perfiles triangulares de la Freedom Tower en New York.
“Los hombres que visten relojes Omega esperan sofisticación y elegancia. Estos nuevos modelos de Constellation expresan las mismas cualidades y mucho más”, asegura Raynald Aeschlimann, CEO de Omega. “Estas piezas son un testamento de nuestra historia e innovación, así como nuestra búsqueda constante del refinamiento”.