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Un veneno dulce sale de los colmillos de Serpenti. Su mordida provoca adicción a la belleza, el glamour y la dolce vita . Es un veneno italiano.
Elizabeth Taylor, que algo sabía de joyas, cayó rendida ante la mirada del animal fetiche de Bulgari y su insignia desde la década de 1940. En una fotografía blanco y negro de 1962 que vale más que mil selfies digitales a todo color, la actriz posa con un reloj Serpenti enroscado en la muñeca mientras rodaba Cleopatra en los estudios Cinecittà de Roma. La diva eterna en la ciudad eterna con uno de los íconos inmortales del diseño y la feminidad.
En los escalones más altos del mundo del lujo, las ideas sin fecha de caducidad deben ir acompañadas de la sabiduría artesanal que se necesita para materializarlas. La sofisticación no admite atajos y eso se refleja en el nuevo Serpenti Tubogas que combina oro rosa, blanco y amarillo. Como una serpiente que se hubiera congelado en el proceso de mudar de piel.
A una marca como Bulgari no le tiembla el pulso para abrir sus archivos y reinterpretarlos con buen gusto contemporáneo. Es lo que hacen las firmas con futuro.
En los años 60 ya se había presentado una variedad de Serpenti Tubogas tricolor. Era una época de máxima suntuosidad, con versiones de oro amarillo, oro blanco o mixtas con esmalte y piedras preciosas. Los nombres de los reptiles que representaban eran grabados en italiano en las colas, en un arranque de fantasía.
Un reloj Serpenti de 1969 hecho de oro con esmalte verde, esmeralda y diamantes.
Otras serpientes de esmalte se inspiraron en la moda más que en la naturaleza, ofidios amarillos de efecto soleado brillaban con escamas rojas o blancas en forma de pentágono contra las turquesas. Éstas se esmaltaban individualmente antes de ser ensambladas con pequeños tornillos. Todo un alarde de laborioso arte hecho en los talleres propios de Roma y ahora en la nueva Manifattura di Valenza.
El brazalete Tubogas suma al valor histórico, estético y técnico de los Serpenti, y es fundamental para completar el efecto de la serpiente que se enreda sensualmente en el antebrazo. Su estructura es cómoda y al tacto se revela suave. También es una muestra de que el toque artesanal puede sublimar hasta lo más pedestre. Fue bautizado Tubogas por su semejanza con una simple tubería de gas y se ha usado en la joyería desde finales de Tricolor.
Serpenti Tubogas de oro de 1972.
De estilo art déco, ejemplifica una época en que el diseño de inspiración industrial tuvo éxito al miniaturizar grandes objetos de ingeniería y darles aplicaciones originales. En ese tiempo Bulgari incorporó una esfera de reloj a un Tubogas, pero fue en los años 60 cuando aprovechó todo el potencial de este concepto para crear guardatiempos, pulseras, collares y anillos. Desde entonces no ha parado.
Es un brazalete difícil de fabricar, según la firma. Está formado por largas bandas de oro envueltas alrededor de un interior de acero. A medida que se enrollan, los contornos redondeados de las bandas se entrelazan para ocultar la estructura interna. Los orfebres de Bulgari no utilizan soldadura y logran que el Tubogas tenga una flexibilidad inusitada.
El Serpenti Tubogas de 2018 tiene doble vuelta. La caja, con forma de cabeza de serpiente, es de oro rosa, igual que el primer segmento del brazalete, seguido de otro de oro blanco y el tercero de oro amarillo. El bisel tiene 38 diamantes de talla brillante engastados y la corona, también de oro rosa, muestra una rubelita de talla cabujón. La esfera tiene base opalina negra y presume un sutil motivo guilloché con manecillas de oro rosa.
El nuevo Serpenti Tubogas.
Otro Serpenti nuevo deja en claro las posibilidades de evolución del modelo emblemático. Se trata del Serpenti Spiga de cinco vueltas en cerámica negra con diamantes y oro rosa. Es el radicalismo hecho reloj-joya, preparado para la atemporalidad y alérgico a lo efímero.
Serpenti Spiga de cerámica negra con oro rosa y diamantes.
De unos años a la fecha todo resulta acertado en los nuevos diseños de Bulgari. Sus relojes están pensados para las nuevas Sophia Loren o la Monica Vitti que en los años 60 fue la primera romana en lucir unas esmeraldas de ensueño de la casa con su rebelde melena presagiando un época de renovación. Mujeres con carácter dominante, como la top model Lily Aldridge, en quienes el influjo grecorromano del sur celebra el estilo como un ingrediente siempre vibrante de la vida.
Lily Aldridge, embajadora de Bulgari, con un reloj Serpenti.
Se nota claramente: hay un esfuerzo innegable de las marcas más importantes de la relojería de alta gama para sorprender y conquistar a las mujeres. ¿Dónde colocamos a Bulgari y el Serpenti en esta aventura sin retorno? En la cima. Son los efectos de ese veneno dulce, tan italiano.