No es para nada casual que la última novedad de Chronoswiss se llame igual que un popular álbum de AC/DC. Cada uno de los temas de Black Ice fueron desfilando por el estudio de Maik Panziera durante el tiempo que le llevó diseñar la última referencia de Chronoswiss. Cierta o no esta anécdota, sí que nos atrevemos a encontrar un vínculo entre las guitarras de la banda australiana y el impactante aspecto monocromático del Open Gear ReSec Black Ice: de ambos emerge una belleza tan pura como afilada.

La firma de Lucerna ha vuelto a usar el color como gran elemento creativo de la colección. En realidad, pocas firmas en el mercado han usado tanto y tan bien este recurso estilístico en los últimos años. El último en llegar es este Black Ice, nombre con indudable gancho comercial que remite al acabado negro absoluto del reloj.

Como ya sabemos de anteriores entregas, el Open Gear ReSec es una interpretación contemporánea y heterodoxa de la tradicional disposición regulador. Esta disposición se distingue por desplazar la aguja la aguja horaria del eje central a un contador independiente habitualmente ubicado junto al índice de las 12 horas. Chronoswiss ha usado con frecuencia la disposición de regulador desde que lanzó su primer modelo en 1988, apenas cinco años después de la creación de la firma.

El lado oscuro de Chronoswiss
El lado oscuro de Chronoswiss

50 matices de negro

El Open Gear ReSec demuestra el potencial creativo del regulador, mucho más si se combina con animaciones cromáticas. Es la línea trabajada con el Black Ice, con la diferencia de que esta vez se apuesta por un acabado totalmente negro. En casos así, juega un papel fundamental el contraste de acabados de las superficies. Como comenta Panziera sobre este reloj, “el Black Ice alberga hasta cincuenta matices de negro. Algunas superficies son incluso más oscuras que otras hasta crear la sensación de estar usando diferentes colores”.

El lado oscuro de Chronoswiss
El lado oscuro de Chronoswiss

No hay novedad en el apartado técnico. Chronoswiss sigue apostando por el calibre C.301 que ya hemos visto en anteriores entregas del Open Gear ReSec. Consiste en un movimiento híbrido que parte de un movimiento base del mercado al que Chronoswiss acopla su módulo regulador-retrógrado. Suena sencillo, aunque no lo es para nada. Porque el C.301 se sirve de la propia platina del movimiento para que cumpla la función de carátula y sirva además de base para la inclusión de los diferentes componentes hasta crear un segundo nivel del movimiento. Esta expresión tridimensional del mecanismo para salir del interior de la caja sin duda ha sido la gran evolución técnica de Chronoswiss en los últimos años.

Un movimiento de altura

Centrados en las indicaciones, a las 12 horas encontramos el icónico contador horario desplazado del eje central. Este elemento conecta con el eje a través de un tren de ruedas fácil de ver gracias al contraste con la superficie negra del resto de la carátula. Dicho tren conecta en la parte inferior con el contador retrógrado de segundos tan característico de la colección. De carga automática, el calibre c.301 es visible a través del fondo de zafiro de la caja, el cual nos permite observar el acabado negro del rotor de carga.

El lado oscuro de Chronoswiss
El lado oscuro de Chronoswiss

Como es habitual en las últimas entregas del Open Gear ReSec, esta versión Black Ice está limitada a solo 50 piezas para todo el mundo, todas ellas individualmente numeradas en cada una de las carátulas.

CHRONOSWISS OPEN GEAR BLACK ICE

MOVIMIENTO: Calibre C.301 de carga automática, con reserva de marcha de 42 horas.

FUNCIÓN: Horas en disposición regulador, contador retrógrado de segundos

CAJA: Acero con tratamiento DLC, 44 milímetros de diámetro. Hermética hasta 100 metros.

CARÁTULA: Dos niveles, 42 componentes, acabado galvánico granulado en negro.

CORREA: Neopreno con forro de cuero cosido a mano.

VERSIONES: Edición Limitada de 50 piezas.

PRECIO: 10,600 USD

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