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La idolatría por los Daytona aumenta cada día. Como una religión, la profesan coleccionistas obsesionados con un mito que nació en 1963 y que ha sido diseccionado como si se tratara de un espécimen en vías de extinción. Prueba del fenómeno daytonamaníaco es la última subasta orquestada por Phillips en mayo, Daytona Ultimatum, que reunió 32 ejemplares manuales de este modelo conocido como el cronógrafo más famoso y fiable del mundo. La subasta era un muestrario inédito de los Daytona más codiciados, raros y escasos. Pucci Papaleo, experto en este reloj y autor del libro Ultimate Rolex Daytona, se encargó de la curaduría de la puja sin precedentes. “El Unicornio”, la pieza favorita de la sesión de remates, se vendió por 5.9 millones de dólares (mdd), casi el doble de lo estimado. En total, seis ejemplares superaron el millón de dólares, algo poco probable hace solo cinco años.
Un mito con pies de acero
Todo empezó en 1963. El mismo año del discurso de Martin Luther King que hizo célebre la frase “Yo tengo un sueño” y del asesinato del presidente John. F. Kennedy, Rolex lanzaba un nuevo modelo destinado también a convertirse en leyenda. Así, la firma de la corona continuaba la tradición de crear relojes herramienta destinados a mejorar el desempeño de profesionales en distintas disciplinas.
Desde 1953, modelos como el Explorer, dedicado a exploradores y alpinistas, o el Submariner, para buceadores expertos, concedieron a la marca una buena reputación que se coronó con el lanzamiento del Cosmograph, para pilotos de autos. Por primera vez, los contadores de cronógrafo destacaban sobre la esfera por su tono contrastante, negro sobre esfera clara o al revés. En cuanto a la escala taquimétrica —graduación que determina una velocidad media sobre una distancia determinada con ayuda del segundero del cronógrafo—se sitúa sobre el bisel. Todo esto mejora de manera sustancial la funcionalidad y legibilidad de las funciones del cronógrafo. Un año después, el reloj se llamó Cosmograph Daytona, por la participación de Rolex como cronometrador oficial de las 24 Horas de Daytona, que se realizan en el mítico circuito de carreras estadounidense.
Efecto Paul Newman
En esa época, la competencia del Daytona era el Omega Speedmaster lanzado en 1957, con un calibre Lemania de prestaciones similares al Valjoux 72 que latía en el modelo de Rolex, pero con un precio inferior y el valor de ser elegido por la nasa para las misiones espaciales. Esto contribuyó a que el Daytona tuviera un inicio difícil. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que una legión de admiradores hicieran crecer la devoción por estos cronógrafos. Sobre todo gracias a la onda expansiva del efecto Paul Newman.
En 1968, Joanne Woodward, la esposa del actor y también piloto de carreras, le regaló un Daytona que, a su vez, él le obsequió en 1984 a James Cox, un ex novio de su hija Nell. El año pasado, esta pieza se vendió por 17.75 mdd, el precio más alto para un reloj de pulsera en subasta. El protagonista de El color del dinero le cambió el brazalete de metal por una correa de piel (un pionero de la customización). El cronógrafo en su muñeca ha quedado inmortalizado en varias fotos.
De todos los Daytona, los Paul Newman son los más ambicionados. Fueron producidos en siete referencias diferentes entre 1967 y la década de 1970, pero no se llamaron como el famoso actor hasta los años 80. Para ser reconocido como Daytona Paul Newman debe pertenecer a una de las siguientes referencias: 6238, 6239, 6241, 6262, 6263, 6264 o 6265. Su diseño incluye un anillo perimetral en el exterior de la esfera que es una escala de segundos y los índices de los totalizadores son cuadrados. Además el totalizador de las 9 horas presenta números arábigos en los minutos 15, 30, 45 y 60, en lugar de los 20, 40 y 60 que solían usarse. Este tipo de modelos se consideran mucho más raros que los de la línea regular y por lo tanto gozan de un valor bastante más alto entre los coleccionistas.
Paul Newman Ref. 6239. Es el Paul Newman original. Tiene una esfera conocida como “exotic” que, con el tiempo, fue rebautizada como el actor estadounidense.
La esfera más bella del mundo
Según Pucci Papaleo, el experto en Rolex, “cuando un aficionado ve un Paul Newman Daytona, instantáneamente ve a la estrella de cine. La magia también reside en la diversidad de las esferas, que son tridimensionales y están llenas de contrastes interesantes. En mi opinión, es la carátula más bella de la relojería. Uno puede perderse en ella durante horas, volando sobre las increíbles variaciones de la superficie. Incluso hace muchos años, cuando estos modelos eran muy accesibles, ya eran hermosos y deslumbrantes”.
Aparte de la subasta de la Ref. 6239 del actor Paul Newman, hechos recientes han impactado directamente en el valor añadido de los Daytona. La fiebre por ellos ha sido un virus inoculado año tras año en los coleccionistas. Un hito ocurrió en 2013, cuando un Rolex Cosmograph Oyster Daytona Ref. 6263/6239 Paul Newman casi alcanzó la barrera del millón de dólares en una puja de Christie’s. Los récords siguieron azuzando el fuego de la Rolexmanía cuando en 2015 el Daytona Oyster Albino del guitarrista inglés Eric Clapton se alzó con 1.4 millones de dólares. En 2016 siguió un Daytona Paul Newman Oyster Sotto de 1969 que llegó a 2 millones. En 2017 el Rolex Ref. 6263 The Legend, se adjudicó por 3.7 mdd.
Además, una exposición organizada el año pasado por Phillips y Pucci Papaleo, conocido también como “Mr. Daytona”, reunió 30 ejemplares de Daytona automáticos que se pudieron apreciar en Ginebra, Hong Kong, Londres y Nueva York.
The Arabian Knight Ref. 6263. Es uno de los ejemplares customizados que la firma realizó para los países de Medio Oriente en la década de los años 50
Mitología Rolex
Todos los Daytona destacados tienen su propia leyenda. Sus nombres evocan grandes historias. “El Unicornio” es el único Daytona de oro blanco con calibre manual hecho por encargo. El “Neanderthal” (que se vendió por 3 mdd el pasado mayo) es un eslabón perdido entre los Daytona y el Paul Newman que fue el amuleto del actor en sus carreras de automóvil desde que su mujer se lo regaló en 1968.
La fiebre Daytona seguirá dando frutos. Según Pucci Papaleo no se trata de una burbuja y por lo tanto no va a estallar. “Una burbuja toma forma y colapsa en un periodo corto de tiempo. El modelo Daytona ha ido aumentado su valor los últimos 30 años. Si fuera una burbuja, se hubiera desinflado hace años. No hay límites al precio que un comprador esté dispuesto a pagar por este modelo”, asegura.
En este contexto, ¿se agotarán las piezas más especiales? ¿Qué
Daytona se convertirán en nuevos valores al alza? Papaleo tiene una respuesta: “Podría haber un solo reloj capaz de exceder el resultado de ‘El Unicornio’: una referencia de oro 6263 con una esfera Paul Newman de color champán. Apodado ‘The Legend’ este reloj es uno de los tres ejemplos conocidos que han aparecido en el mercado”, pronostica. Es más, uno de ellos ya se vendió en subastas y alcanzó 3.7 mdd en 2017.
¿Qué hace a este modelo un Dios en el Olimpo vintage? Mr. Daytona, escrutador de los más mínimos detalles que hacen único al cronógrafo, enumera cinco razones que convencen a los fanáticos. “En primer lugar, el diseño. En segundo lugar, la producción. Las piezas únicas y los relojes producidos en muy pocos números se subastan con éxito. Tercero, su historia. El modelo Daytona ha pasado por varias etapas de desarrollo estético. Cuando los coleccionistas, los aficionados, los amantes de los relojes están listos para esperar semanas, incluso meses, para que el reloj llegue a los minoristas, entonces es un mito. En cuarto lugar, el fenómeno Paul Newman.
En quinto lugar, es una verdadera belleza”.
El Unicornio Ref. 6265/9. Reloj 'rara avis' que ostenta el récord de ser la pieza de la casa más cara en subasta de la historia.
El siguiente récord
En el último punto coinciden en Christie’s: “El diseño simple pero equilibrado del Rolex Daytona es inigualable en cualquier otro modelo de cronógrafo. Los fuertes colores contrastantes, desde las esferas principales hasta los totalizadores, en una caja magníficamente compuesta de oro o acero, hacen que este reloj sea irresistible”.
Pero no solo de Daytona manuales viven los coleccionistas. El furor por estos cronógrafos comienza a dar valor a otras colecciones alrededor de ella. Paolo Gobbi, colaborador y periodista experto en Rolex que trabaja con Papaleo, asegura que “el futuro del coleccionismo con Daytona experimentará un aumento constante para los modelos de cuerda manual (todos antes de 1988) y llegarán gradualmente modelos automáticos. Los Paul Newman alcanzarán precios de obras de arte. También creo que hay futuro para los conocidos como modelos pre-Daytona y para los contemporáneos con joyas”.
Los coleccionistas entonan el mantra Daytona: “Nuevo es bueno. Legendario es mejor”. Larga vida al Daytona convertido en genio del arte-relojero.