Más Información
Osiel Cárdenas, exlíder del Cártel del Golfo, recibe auto de formal prisión; enfrentará juicio por homicidio
Jóvenes mexicanos pasan más de 2 mil horas al año en el teléfono; OCDE alerta sobre su impacto en la salud mental
Sergio Gutiérrez Luna destaca aprobación de 25 reformas en la 66 Legislatura; "Un logro histórico para la 4T", señala
Secretario de Agricultura reafirma defensa del maíz blanco; "Seguiremos apoyando la producción nacional no transgénica", afirma
¿Maíz transgénero? Rubén Rocha corrige desliz durante discurso en Sinaloa; destaca importancia del maíz blanco
Huye de las estrategias de los grandes consorcios, del consumo masivo y de la producción a gran escala. Su modelo de distribución se sustenta en los retailers. Pero abraza la criptomoneda y el e-commerce, fusiona la tradición con las nuevas tecnologías. Oliver Ebstein, CEO de Chronoswiss desde que compró la firma en 2013, se esfuerza en mantener el ADN de la casa fundada por Gerd-Rüdiger Lang en Munich en 1980. Él imprimió distintivos permanentes como la corona tipo cebolla, las asas atornilladas y los biseles acanalados, que se mantienen hoy día. También se conservan las habilidades de esmalte, guilloché y esqueletado. Y su modelo más icónico es el Regulator. Con este manual de identidad, Ebstein se lanza al ruedo relojero más exigente. Por ahora, produce 3,000 relojes al año y sus mejores mercados son Estados Unidos, Alemania, España, Portugal, México y algunos destinos de Asia. En México proyecta nuevos puntos de venta en Cancún y Guadalajara. ¿Le seguirán el paso los aficionados? Él nos cuenta por qué sí.
¿Es el Flying Grand Regulator Open Gear Retrograde Second ReSec la gran novedad del año?
Sí, exactamente. Tiene función de segundos retrógrados, es in house, viene con una esfera guilloché y es similar a los otros reguladores volantes. En este reloj, la esfera se vuelve parte del movimiento. Así cuando lo ves, puedes ver los puentes y cómo están montados.
¿Se involucra directamente en la creación de los nuevos diseños?
Sí, lo hacemos como un equipo. Yo tengo una idea y hago algunos bocetos que luego platicamos. Nos sentamos a ver si es viable o no. Algunas veces estás a mitad de un proyecto y te das cuenta de que no se puede hacer. Pero siempre empieza por un diseño, no por un punto de vista técnico, sino por la emoción, lo estético.
Este año los modelos han evolucionado de un diseño clásico a algo más contemporáneo.
Sí, por los colores. Hay uno más escandaloso, el azul DLC, que es la primera vez que lo utilizamos. Este color electrizante simplemente me asombró y pensé que debíamos usarlo. Creo que aún cuando los tonos son nuevos y llamativos, el ADN de Chronoswiss está ahí: la corona, la caja con las asas, el acanalado… Pero también soy muy fan de lo clásico y de las piezas atemporales.
¿Es más atractivo para las generaciones jóvenes?
No. Hemos tenido pedidos que reflejan esto que preguntas. Dos de ellos muy interesantes: el primero en Guadalajara, para un hombre que tenía como 55 años, pero que lo vio y como no tenía un reloj azul, lo quiso. El otro pedido fue en Las Vegas para un joven de 25 años, también el azul. Conclusión: creo que hoy todo recae en la emoción. Es como con un coche, hay personas de 60 años manejando un Porsche y también de 18 años.
¿Cómo está funcionando la marca en México?
Cada año va mejor. México es uno de nuestros mercados más antiguos, la compañía tiene casi 40 años y llevamos en México más de 30 años, casi desde el principio. Desde el principio entramos con Grupo Mondi, que es uno de nuestros socios más antiguos y mantenemos a la fecha.
Chronoswiss es una marca pequeña, con producción limitada y tiene que competir con grandes peces que invierten mucho dinero en anuncios, marketing, etc.
Somos un negocio familiar y trabajamos con negocios familiares. Estos entienden la belleza del reloj. No vamos a un mercado masivo. Hay gente que compra su primer o segundo reloj en grandes marcas y luego, como saben más de los relojes, quieren algo diferente. El mercado está muy bien para nosotros porque los consumidores quieren tener algo de lo que puedan platicar. Tenemos muchos clientes mexicanos que compran un reloj y van a Suiza a visitarme, para que pueda enseñarles lo que hacemos. Conocen a los relojeros, a quienes reparan sus ejemplares... Somos una pequeña compañía que lleva sus relojes a pequeñas compañías locales o a retailers, que son nuestro modelo de distribución desde hace 30 años y que lo seguirá los siguientes 30 años.
¿Cómo está funcionando Baselworld para ustedes?
Baselworld es bueno para nosotros. El último par de años ha sido todavía mejor porque ahora tenemos un enfoque muy claro de quienes somos. Chronoswiss es igual al Regulator, es igual a relojes inconformistas, al savoir-faire mezclado con nuevas tecnologías. Creo que para medianas y pequeñas empresas, Baselworld es obligado. Incluso para las grandes es importante porque concentra a todos: los proveedores, los consumidores, los periodistas y los retailers. Tengo muchas expectativas para 2020. Aunque creo que una sola exhibición sería la mejor inversión para todo el mundo, que Baselworld y Ginebra se unan y sea en febrero en lugar de mayo.
La estrategia de visitar los mercados, hablar con los consumidores, con los medios, ¿es una buena estrategia para Chronoswiss?
Es importante. Escuchas mucho cuando hablas con los socios, con los consumidores finales, con los retailers.
Algunas marcas están cortando sus alianzas con retailers tradicionales. ¿Chronoswiss planea mantener esta relación?
Por supuesto. Esta es la distribución clásica que queremos mantener porque los relojes necesitan una explicación. Para una pequeña marca, abrir su propia boutique es muy costoso, así que no puedo hacer eso; pero nos funciona muy bien con los socios que tenemos aquí en México. ¿Por qué cambiaríamos un equipo ganador?
¿Algún grupo ha tratado de comprar tu compañía?
Yo compré la compañía en el 2013 y había muchas empresas grandes que también la querían. El dueño, Gerd Lang, la había fundado en el peor momento posible, en 1980, en plena crisis del cuarzo. Lo hizo porque creía en los relojes automáticos. Cuando lo conocí por primera vez, me dijo que no iba a vender la firma a un gran grupo porque iban a tomar el nombre y la historia se iba a perder. Yo trabajé para la marca, la amaba antes de comprarla. Hoy estoy convencido de que es bueno para la industria que todavía haya empresas independientes. No estamos interesados en vender.
Dices que el Regulator es el reloj icónico de Chronoswiss, pero Sirius y Timemaster siguen vigentes.
Sí, primero queríamos concentrarnos en los nuevos modelos del Regulator, que representa 70% de nuestra producción. Incluye desde complicaciones al modelo estándar, hasta el más extravagante, el nuevo Resec. Tendremos uno con fases lunares, con indicación día y noche también. El otro 30% es relojes que son icónicos, que han estado en la colección por mucho tiempo como el nuevo Sirius de fases lunares azul de este año. Es un reloj que lleva 50 años en la colección pero que ahora tiene un nuevo color.
Así que el 30% irá cambiando y variando.
Hace 5 años compraste la compañía. El balance ha sido bueno para ti, ¿cómo ves los siguientes 5 años?
Estamos ahora en un buen punto. Tuvimos algunos momentos difíciles, de aprendizaje. Tuvimos que bajar el número de referencias porque teníamos una colección para damas, pero no era una colección Chronoswiss. Teníamos la colección Pacific que tampoco era Chronoswiss. Estos fueron pasos interesantes que tomamos. Tuvimos algunos errores con otros modelos. No se trata de doblar las ventas, se trata de un crecimiento constante y estable. Y tener relaciones saludables y buenas con los socios. Se trata de consolidar el ADN de la casa, con su acercamiento inconformista y el Regulator como columna vertebral.
Tienen e-commerce. ¿Cómo está funcionando?
Lo tenemos desde hace 3 años y puedes comprar, desde su inicio, con criptomoneda. Así que somos una compañía joven que intenta muchas cosas. La tienda en línea no es para vender en línea, la hice para el consumidor final. Siempre les explico que lo importante de esto es la transparencia porque muestra el precio. Esto evita que pongan cualquier precio en tiendas. En la tienda online, una vez que seleccionas qué quieres, te dice que lo puedes comprar, pero te menciona dónde está la joyería más cercana y te sugiere que vayas. Ve a Peyrelongue, ve a Berger. Esto es lo que se sugiere, porque solo puedo crecer si mis socios crecen conmigo. Vendemos poco directamente en línea y lo hacemos solo para un gran cliente que no tiene tiempo de ir a la tienda y quiere comprar en ese momento. También los joyeros tienen sus propias tiendas en línea y nosotros estamos de acuerdo. Creo que ayuda mucho que tengamos el e-commerce con nuestros socios porque los clientes tienen una mejor idea, ven el precio, saben dónde pueden comprarlo, tienen confianza en lo que compran.
¿Concentrar todo en Lucerna ha ayudado a esta nueva etapa?
Por supuesto. Somos una marca de nicho, así que cuando adquirimos la compañía, teníamos una oficina en Alemania, una en Biel y otra en Neuchâtel. Y cuando llegué, tenía mi oficina en Lucerna, así que no tenía sentido y era muy caro. Cerramos esos lugares y los trasladamos a Lucerna.