HUBLOT BIG BANG UNICO RED MAGIC
Ya sabemos que Hublot es fanático de los nuevos materiales. Si sorprendió con el uso de bloques de cristal zafiro de colores para sus cajas y ha patentado aleaciones inusuales como su Magic Gold, el oro más duro del mundo, no es extraño que este año también quiera dejarnos boquiabiertos.
Su as bajo la manga es lo que la firma de Nyon llama “cerámica de colores vibrantes”, una cerámica patentada más colorida y cuya densidad aumenta su resistencia al desgaste con una dureza de 1,500 HVI frente a los 1,200 HV2 de las cerámicas convencionales.
Aunque apareció en el bisel del Big Bang Ferrari Unico Carbon Red Ceramic, es la primera vez que esta cerámica roja brillante y pulida se usa para la caja completa del reloj. La firma de Nyon dice que para obtener este efecto, la principal innovación reside en la fusión de presión y calor que sinteriza la cerámica sin quemar los pigmentos. Seguro le seguirán un escuadrón de colores que no pasará desapercibido. Por cierto, es una edición limitada de 500 piezas.
HYT SKULL 48.8
La firma de las horas fluídicas sigue recreando el memento mori en sus relojes, recordando que la existencia es efímera y que se debe aprovechar al máximo. Y lo hace con su modelo Skull desde 2015. Una calavera de culto que sabe rediseñar para dotarla de atributos contemporáneos y contundentes.
Este 2018 HYT lanza dos nuevas calacas de colección. La caja del primer Skull 48.8 es de oro rosa, las horas se indican en el bisel exterior y la esfera pulida con chorro de arena proporciona un llamativo efecto granulado. La correa es de piel de aligátor negro mate. El segundo Skull 48.8, de oro rosa y titanio DLC negro, luce una esfera con una capa galvánica gris antracita. La correa es de piel color coñac y caucho.
LOUIS MOINET DHOFAR
Esta firma indie cree en lo auténtico, emocional y excéntrico. Por eso recurre a materiales poco comunes para dotar a sus relojes de un halo casi espiritual y artístico.
Es el caso de esta pieza, que se llama igual que la región más meridional del Sultanato de Omán, en la frontera con Yemen. Su desierto es un lugar ideal para cazar meteoritos. Y de hecho es donde Luc Labenne, un experto en recolectar estos fragmentos de cuerpos celestes, hizo un descubrimiento inusual: un meteorito lunar de 94 gramos, que vale más que su peso en oro, platino y diamante juntos.
Hasta ahora sólo se han encontrado un centenar de meteoritos lunares y Dhofar 457 es uno de ellos. Y Louis Moinet lo ha convertido en un reloj. La esfera ha sido cortada de un fragmento de Dhofar 457. Suspendidas en el aire, las dos jaulas del tourbillon pesan 0.4 gramos, pero generan suficiente energía para alimentar un disco giratorio de titanio teñido de azul, colocado sobre el meteorito.
El mecanismo de este modelo está patentado. Dos tourbillones giran en direcciones opuestas y la caja exhibe un diseño completamente nuevo e intrincado. Los dos puentes laterales calados están hechos de bloques de oro macizo. La caja de oro blanco está completamente grabada a mano. Sólo habrá tres ejemplares.
ANGELUS U50 DIVER TOURBILLON
Es el primer reloj de buceo de la firma que renació en 2011. Su movimiento esqueletado no escatima en alto rendimiento ni legibilidad. Se trata de un diver en toda regla con un tourbillon volante de un minuto. Soporta con dignidad técnica la presión del deporte fuera y dentro del agua. El calibre flota en una caja generosa de 45 mm de titanio con dos coronas atornilladas. La que está situada a las 4 h es para ajustar la hora y la que está a las 2 h se usa para girar el anillo de brida unidireccional de 60 minutos.
La válvula de escape de helio a las 9 horas garantiza la inmersión con el reloj a 300 metros de profundidad. Este diseño reemplaza la construcción típica de la placa principal y los puentes y aumenta la resistencia mecánica del calibre A-300, un movimiento ultradelgado con recubrimiento de ADLC negro. Una escultura mecánica para submarinistas del siglo XXI.
CHRONOSWISS FLYING REGULATOR OPEN GEAR
Regulator fue el primer modelo emblemático en la historia de Chronoswiss. Este año cumple tres décadas, tiempo suficiente para que la firma relojera haga alarde técnico de la evolución de su ícono. Y para crear espectáculo mecánico ha recurrido a la técnica esqueletada y al efecto 3D. Lo primero que ha tenido que modificar es el mecanismo para convertirlo en protagonista a primer golpe de vista. Su esfera permite adentrarse en los puentes de la rueda del tren de engranajes.
La carátula tiene dos niveles: el inferior es galvanizado y se declina en varios colores, y el superior luce el tren de engranajes sobre el que se muestran anillos flotantes para horas y segundos. Como buen reloj tipo regulador, los minutos toman el centro del escenario. El movimiento, que también presenta un rotor esqueletado y puentes y platinas perlados, es automático.