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We will never rush the hands of the time”, reza en un muro de la fábrica de puros de Santiago de los Caballeros, una sentencia inscrita en cada cenicero de la casa Arturo Fuente. El lema de la familia se exhibe junto al simbólico león coronado, un recuerdo del abastecimiento de puros a la corte española y la grandeza del patriarca fundador de una firma que nacería en 1912. Y es cierto que hay grandeza y visos épicos en la historia de Arturo Fuente, una epopeya moderna como lucha de superación titánica contra el destino. Cobra mucho sentido que Hublot lance un crono flyback para medir la vertiginosa vida de la familia Fuente, que superó, lapso tras lapso, un sinfín de adversidades sin amargar el aroma dulce del tabaco, sin quemarse los labios ni el alma.
“Es un día muy especial. La visita a esta fábrica es increíble. Y de la misma forma que Carlito Fuente se ha inspirado en su visita a la manufactura de Hublot, nosotros nos inspiramos aquí también, sobre todo, en la relación humana y el lado emocional. Es algo que también puede inspirarnos en Hublot”, asegura Ricardo Guadalupe, que le entrega a Carlito el reloj dedicado a la figura de su padre. Un nuevo Big Bang en cerámica negra que luce el motivo inspirador de las hojas de tabaco, grabado en el bisel, bailando al ritmo de la brisa de la montaña.
Carlos A. Fuente Sr., segunda generación, tomó las riendas de la empresa familiar en 1956 y logró prosperar en la Florida y Nueva York en los años 60, pero el embargo estadounidense contra Cuba obligó a los Fuente, ya instalados en Tampa, a trasladar su producción de puros a Nicaragua. En 1978, los revolucionarios sandinistas quemaron su fábrica. Un nuevo exilio que llevó a los Fuente a Honduras. Pero un incendio destruyó aquí su nueva manufactura solo dos años después, en 1980. Fue cuando Don Carlos se estableció en República Dominicana. La “Catedral del Tabaco” encontró su lugar sagrado. “Nunca adelantaremos las agujas del tiempo”, un lema con resonancias literarias que pudo haber firmado el propio Shakespeare.
“Con el roce llega el cariño. Para lograr lo mejor, el secreto es tiempo, tiempo y más tiempo”. Habla Carlito Fuente, tercera generación y actual presidente. Conversa de forma elocuente en inglés y español —sin perder un ápice de su acento cubano—. Carlito ríe, gesticula expresivamente, agradece, llora, se emociona, baila, abraza a Ricardo Guadalupe, camina de aquí para allá y abre todas las puertas de la fábrica en Santiago. “El mismo tabaquero tiene que concentrarse y entregarse mental y emocionalmente. La rapidez trae, a veces, el descuido”.
Una fábrica caribeña organizada con un sentido preciso de la producción que pudiera ser suizo, pero repleta de altavoces para que suene la rumba. Carlito reconoce que una visita a la manufactura de Nyon de Hublot lo inspiró para realizar cambios e innovar, como la posición de los tabaqueros. La fábrica es todo un escenario organizado con control de humedad, espacios para añejar la hoja, cámaras de temperatura controlada… Todos y cada uno de los puros se fabrican a mano. —“¡Somos?” —¡Fuente! Pregunta Ciro Cascella, vicepresidente y manager ejecutivo, y responden al unísono los tabaqueros sin soltar de sus manos las hojas que lían sin cesar.
“No me gusta la palabra patrón”, asegura Carlito en un espacio que reproduce, dentro de la propia fábrica, la casa donde nació en Florida. “Mi meta es que cada persona no entre aquí en su puesto de trabajo, sino en su hogar. Somos uno, somos una familia. Y no podemos lograr el objetivo uno sin el otro. La clave es la educación. Y hay que tener pasión y luego disciplina, es como un deporte”. Ahora también Arturo Fuente y Hublot amplían esta familia.
Con la contribución de Manny Iriarte, diseñador de la familia Fuente, el equipo de Hublot ha transferido todos los códigos propios de la tabacalera dominicana al icónico Big Bang. Además de la cerámica negra grabada, hay otros detalles reconocibles como el uso en los índices de los números romanos preferidos por la familia Fuente —un diseño que aparece en su escudo—. En el fondo del reloj se encuentra el logotipo histórico de la casa Fuente, en el que no aparecen las iniciales “AF” Arturo Fuente actuales, sino “CF”, en referencia a Carlos Fuente Sr., acompañadas de las palabras “Edición de homenaje”. Entre comillas se aprecian las palabras que le dedica su hijo Carlito Fuente: “Nuestro padre, nuestro amigo, nuestro héroe”.
“La manufactura Arturo Fuente ocupa un lugar indiscutible en la cúspide de los mejores productores de puros del mundo. Por lo tanto, era natural que, unidas por nuestro deseo común de impulsar la expresión de la excelencia en cada uno de nuestros campos, nuestras dos casas se asociaran; así lleva siendo desde 2012. En esta trayectoria, rendir homenaje al patriarca, Don Carlos Sr., nos parece una decisión natural”, concluye Ricardo Guadalupe, ceo de Hublot. Dos firmas carismáticas bajo el sello Unico.
Es como una aldea edénica en medio de la nada de Bonao. “Cuando llegué hace 4 o 5 décadas, era refugio de criminales, no había ley, pero ahora la gente puede mirarse a los ojos y saluda, habla”, comenta Carlito Fuente. Desde escuelas primarias hasta estudios superiores, centro de formación profesional y también centro médico de atención primaria. Un cambio radical donde ya no hay violencia y que ahora brinda oportunidades a los más jóvenes de una comunidad que ya cuenta con propios maestros y doctores formados en este centro. “Es increíble. Solo esperaba enseñar a unos cuantos niños a leer y escribir. Pero la comunidad se ha transformado completamente y yo también”. El símbolo es una hoja de tabaco que se convierte en hoja de un libro. El futuro se abre con la llave del estudio.