En 1975, Girard-Perregaux presentó un reloj que se convertiría en leyenda: el modelo Laureato. Gracias a su estética única (acentuada por el bisel octagonal) y mecánica excepcional (su capacidad de frecuencia se convertiría en el estándar de la industria), esta creación marcó un antes y un después en el arte relojero.
Con ánimo de aumentar esta leyenda, la casa presenta el Laureato Flying Tourbillon Skeleton, reloj con caja de oro rosa o blanco de 18 quilates y un diámetro de 42 mm, así como un brazalete en el mismo material que la caja, para reafirmar la combinación de elegancia y glamour característica del Laureato.
Parte de su poderío estético recae en el increíble trabajo manual que requirió el esqueletado de la esfera, pues los artesanos de la manufactura tuvieron que realizar un satinado y pulido meticuloso, con el fin de que luciera imponente el movimiento mecánico automático calibre GP09520-0001 con regulador de tourbillon volante.
Para resaltar la complejidad de este movimiento y su fascinante escultura, los elementos de la carátula fueron llevados al mínimo posible, mientras el logo de la casa y las indicaciones de horas poseen aplicaciones de oro. Esta esencia minimalista, en conjunto con los elementos en PVD negro, generan un juego elegante y poderoso a la vista. Este reloj también cuenta con cristal de zafiro y resistencia al agua de 30 m.