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Una historia sorprendente que nos trae de vuelta de Suiza a México, el país que se ríe de la muerte. En este año funesto nos recuerdan la crisis del cuarzo y algunos analistas vaticinan el fin de algunas firmas relojeras. Sin embargo, este mismo ciclo trágico de la vida también nos regala el renacimiento de Nivada Grenchen. Los derechos de Nivada pertenecen a Andrés Holzer, presidente de Holzer & Cíe. Después de la distribución de marcas como Omega, Holzer compró la firma que dormía en el limbo tras sucumbir en los años 70. Presente en México como marca local en las últimas tres décadas, Nivada Grechen recobra el aura de su verdadero origen con un nuevo proyecto a los pies del Jura suizo.
“El Chronomaster fue tan innovador como el Carrera de TAG Heuer, el Speedmaster de Omega o El Primero de Zenith y casi todos estaban al mismo nivel, pero la mayoría se encontraron con la caída del mercado durante la crisis del cuarzo y, como sabes, Nivada sucumbió en ese momento”. Así habla del Chronomaster Aviator Sea Diver, la pieza estandarte de la firma, el joven emprendedor Guillaume Laidet, que despierta a la casa relojera de su letargo. Nació en Cognac, estudió marketing y negocios en París y comenzó su carrera en LVHM en el área de vinos. “Cuando tuve la oportunidad de contactar con Andrés, le dije que tenía un museo de oro, el cual me haría muy feliz de abrir”. Tras ganar experiencia en firmas como Zenith, Girard-Perregaux y Jaeger-LeCoultre, Laidet es un “entrepeneur” inquieto con más de una década de experiencia en el sector y buena intuición para los negocios. Gracias al inteligente uso de la plataforma Kickstarter, fundó la marca relojera William —ya vendida a otras manos—. “En Nivada vimos el potencial de muchas piezas como el Chronomaster y solo necesitamos dar el salto hacia el precio correcto, que sea swiss made y regresar a las raíces para que seguro se convierta en un gran éxito”.
La producción ya empieza a ensamblar las piezas en Grenchen con movimientos Sellita. El comienzo de esta aventura se remonta a los años de formación y primeras experiencias de Laidet en la industria relojera. “La primera vez que supe de Nivada fue cuando estaba en Zenith porque hacía un benchmark del cronómetro de los setentas para un estudio de El Primero”. A ello se sumó el descubrimiento del legado a través del libro “Chronomaster Story”, firmado por Grégorie Rossier y Anthony Marquié en 2018. “Se me hizo interesante porque algunos amigos estaban en ese proyecto. ‘Wow, el Chronomaster es un reloj muy cool’. Me enamoré de algunas piezas y luego descubrí el Antarctic con las hermosas esferas y la gran historia de la expedición al Polo Norte durante el Año Internacional Geofísico”. La propia historia de la casa cuenta con muchas lagunas y no están muy claros sus orígenes. Hay fuentes que apuntan a la fundación en Grenchen en 1879. “Hay dos historias diferentes, pero creo que un señor llamado Jacob Schneider fundó la marca con el Chronomaster en 1927. Y la firma tiene un gran potencial en EUA porque Croton era el distribuidor de Nivada y tiene muchos relojes con el nombre de Croton”.
Con mucho aún por conocer de su pasado, el relanzamiento de la marca sí comienza sobre dos pilares certeros y reconocibles: Chronomaster y Antarctic. “Queremos apegarnos a las raíces”, asegura Guillaume Laidet. El Chronomaster Aviator Sea Diver fue un guardatiempo profesional creado por Nivada en colaboración con Croton en 1961. “Tiene este diseño único con un gran bisel y un diámetro de sólo 38 mm, un cronógrafo pequeño con una gran identidad. Y tiene gran potencial porque hay diferentes esferas, biseles y las posibilidades son muchas. Es una locura”. Su reedición llega con el calibre Sellita SW510 y hay versiones tanto con movimiento automático como manual. Un cronógrafo robusto y sumamente deportivo en caja de acero con hermeticidad a 100 metros y que presenta versiones con carátula “panda” y viste correas de caucho, de piel y brazaletes metálicos. Manteniendo igualmente la fidelidad al diseño histórico, renace Antarctic. Un automático de tres agujas con el calibre Sellita SW200 que también se presenta en caja de acero con múltiples declinaciones estéticas.
La estrategia comercial ya está en marcha. Nivada Grenchen, bajo licencia de Nivada, funciona como marca independiente —no mantienen interacción directa—. Ahora la gran prueba es la venta anticipada que se programó en la web de la firma para el comienzo de este verano. “El plan es limitar la distribución por ahora a nuestro negocio online, puede ser que con algunos pocos puntos de venta pero los precios pueden bajar ahora y no tenemos mucho margen para darle a los retailers o distribuidores”. Los compradores recibirán junto al reloj el libro de Grégorie Rossier y Anthony Marquié. “No puedes hacer distribución mundial con todos los puntos de venta porque no harías dinero y la marca desaparecería. Así que limitamos la distribución a ser toda online y puede ser que algunos puntos de venta. Atacamos el precio de entrada, probablemente la gente más joven nos va a comprar”. Y la respuesta en las redes sociales no se ha hecho esperar. “Vemos en Instagram hombres con muchas colecciones que tienen más de 60 años y que quieren comprar uno porque respetan la marca y la esencia de la misma. Nos gusta eso y el precio es bajo, por lo que pueden comprar tres o cuatro, es una locura”, asegura Laidet.
El planteamiento pasa por mantener un perfil bajo y estructurado con la finalidad de lograr una expansión online responsable y cuidar del mismo modo a los clientes. “Nuestra idea es hacer dos mil o hasta cuatro mil para empezar con el Chronomaster. Y con el Antarctic puede ser que hagamos más porque el precio es más bajo. Pero no haremos 100,000 ó 200,000 relojes al año”. Un proyecto que nace con vocación de futuro más allá de la producción masiva e instantánea. “Si solo vendemos 500 relojes creo que será complicado continuar, pero si vemos que llegamos a miles en pocas semanas como esperamos, entonces lanzaremos algunos otros relojes en cuyo diseño ya estamos trabajando”, adelanta el joven director. “Hay algunos fanáticos por el Skymaster, un reloj submarino que tiene un gran potencial también. Y el Chronoking, que es Chronomaster con fecha. Pero están lejos del Chronomaster original. La pieza más importante es el Chronomaster de los sesentas”. Exactamente igual a los que él conserva y han sido la semilla de esta apuesta. Un reloj vintage cuyas antiguas reproducciones también comienzan a ser buscadas en las subastas tras el impulso provocado por el libro de 2018, con remates que pueden alcanzar hasta los 10 mil euros en función del estado de conservación, según Laidet.
Guillaume Laidet confiesa que su sueño es lanzar estas reediciones con movimientos también históricos Valjoux o Lemania. “Empecé joven porque mi abuelo me regaló un Omega Vintage Constellation. Fue mi primer reloj hermoso y, gracias a él, entré a la relojería y me quedé en el negocio”. El mismo precedente que Andrés Holzer antes de tomar Nivada. Demasiadas coincidencias para no tener fe en un sello renovado con la etiqueta swiss made y revitalizado por sus raíces más profundas. Ahora la apuesta es Nivada Grenchen. “Si funciona, podremos tener un gran lanzamiento en cinco años sin problema”.