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En un avance que podría redefinir el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, un grupo de científicos de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona y el Instituto Max Planck de Inteligencia Biológica en Alemania ha logrado rejuvenecer neuronas del cerebro mediante un proceso de reprogramación celular. Este descubrimiento supone un hito histórico en la neurociencia y ofrece esperanzas para tratar patologías como el alzhéimer y otras enfermedades asociadas con el envejecimiento cerebral.
A medida que las neuronas envejecen, pierden su capacidad de conectar y transmitir impulsos nerviosos, un proceso que se agrava en enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, el equipo de investigación ha descubierto que es posible revertir parte de este deterioro mediante un ciclo de reprogramación celular. Utilizando neuronas de ratones, los científicos lograron que las células nerviosas recuperaran características juveniles, incluyendo la plasticidad sináptica y la conectividad, dos factores clave en la funcionalidad del cerebro.
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El rol de los factores de Yamanaka en el rejuvenecimiento neuronal
La investigación se centró en los llamados factores de Yamanaka, un grupo de proteínas que tienen la capacidad de revertir el envejecimiento celular. Descubiertos por el científico japonés Shinya Yamanaka, estos factores han sido ampliamente estudiados en tejidos periféricos, pero es la primera vez que se exploran sus efectos en el sistema nervioso central. Los científicos encontraron que, al aplicar estos factores, las neuronas no solo mostraban signos de rejuvenecimiento, sino que además aumentaban la actividad cerebral en términos de capacidades motoras y sociales en los ratones.
Si bien los resultados son alentadores, la aplicación de esta técnica conlleva ciertos riesgos. Los factores de reprogramación pueden, en algunos casos, llevar al crecimiento de células anómalas. Sin embargo, el equipo logró mejorar la plasticidad sináptica y la funcionalidad de las neuronas adultas sin comprometer su estabilidad, un paso clave para futuras aplicaciones terapéuticas en humanos.
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Este avance es un claro ejemplo de cómo la investigación científica sigue desafiando los límites del conocimiento y ofrece una ventana hacia nuevas soluciones que antes parecían inalcanzables. Aunque aún se requiere más investigación para probar la seguridad y eficacia en humanos, los científicos están esperanzados de que este descubrimiento pueda, en el futuro, dar pie a terapias regenerativas que transformen el campo de la medicina neurológica.