Al igual que los humanos, los perros sienten miedo de diferentes estímulos en el entorno, desde ruidos muy fuertes hasta entrar en contacto con otros canes. Muchas veces, los tutores no suelen darle importancia a este comportamiento, lo que podría detonar una fobia en caso de no atenderse oportunamente.
Las fobias se definen como un temor angustioso e incontrolable ante ciertos actos, objetos o situaciones. Según especialistas del American Kennel Club, un registro de pedigrí en Estados Unidos, son resultado de una experiencia previa. En los perros, basta un solo episodio de estrés para convertir una respuesta de miedo en este trastorno.
Cuando un ‘peludo’ está asustado intenta huir o puede tener movimientos nerviosos o permanecer inmóvil. También suelen encogerse, mirar hacia otro lado, meter la cola y hasta temblar. Si se siente incómodo con una persona, tolerará las caricias al principio pero después va a gruñirle o morderla.
“El miedo es una respuesta natural ante ciertos estímulos para podernos proteger. Las fobias son un problema que requiere tratamiento; no hay que evadirlo ni esconderlo porque algún día puede presentarse una situación que le genere temor y quizá no estemos en casa para ayudarlo, lo que pondría al animalito en mucho riesgo”, menciona Adriana Díaz Avelar, etóloga y especialista en el Hospital Veterinario de la Universidad del Valle de México (UVM).
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Existen distintas categorías de fobias vistas en animales. Una de las más comunes es el miedo desmedido al sonido. Muchos perros sienten temor ante ruidos muy fuertes, como fuegos artificiales, tormentas eléctricas, disparos, cohetes, electrodomésticos, entre otros. Hay estudios que sugieren, incluso, que este tipo de fobias pueden heredarse.
“Cuando los perros han pasado por algún episodio traumático, pueden tener fobia a determinados elementoa o personas. Los que han sido objeto de maltrato, como golpes o patadas, suelen asustarse con facilidad si ven una escoba o escuchan la voz de una persona en particular”, dice la médica veterinaria.
Dicha situación puede llevarlos a desarrollar miedo hacia los extraños y, por ende, conducir a un comportamiento reactivo. Su temor no solo se produce al ver a personas con sombreros o ropa voluminosa, sino también por el contacto con otros perros. No obstante, especialistas consideran que esto también se debe a la falta de socialización con ejemplares de su misma especie.
Otro miedo excesivo de los ‘peludos’ es hacia las agujas, el cual suele manifestarse cuando acuden a consulta. El estrés que viven durante una revisión médica puede convertirse en una fobia, dado que ellos no entienden que se trata de una medida para garantizar su bienestar.
De acuerdo con el American Kennel Club, la ansiedad por separación se considera una fobia situacional. Los canes con este trastorno parecen no comprender que sus tutores van a regresar, por lo que manifiestan comportamientos destructivos, como ladrar, masticar cosas o hacer sus necesidades dentro de la casa.
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El tratamiento de las fobias requiere tiempo, paciencia y constancia. “El diagnóstico es crucial para detectar si, ante una situación de temor, el perro solo tiembla o se esconde, o si presenta una respuesta exagerada como hipersalivación, aullidos, ladridos continuos o, incluso, automutilación, que es cuando se lastiman a sí mismos mediante lamidas o mordidas, o se lesionan las patas por rascar la puerta de manera compulsiva.
“Las personas creen que es normal que los perros reaccionen de manera exagerada ante un trueno o cohetes, y no lo es. Hay que reeducar al cerebro para que responda de otra manera. Las mascotas necesitan un tratamiento acompañado por un médico veterinario para poder lidiar con sus fobias”, hace hincapié la etóloga Adriana Díaz Avelar.
Muy rara vez las fobias se resuelven por sí solas y, por el contrario, pueden empeorar con el tiempo. Como primera línea de defensa, especialistas sugieren técnicas de modificación del comportamiento. Esta alternativa no solo contempla a la mascota, sino también a los tutores quienes, a menudo, contribuyen sin querer a desarrollar fobias en los animalitos.
“La sobreprotección que la familia les da muchas veces a los animales lleva a que no puedan socializar de manera correcta. Por ejemplo, razas como los chihuahuas, french y yorkies, al verlos tan chiquitos, no las dejan jugar con otros perros ni exponerse a actividades cotidianas”, subraya la médica veterinaria.
Si bien existen diversos medicamentos disponibles para aliviar la angustia, la mayoría de las terapias con fármacos (por ejemplo, ansiolíticos) ofrecen mejores resultados si se acompañan de técnicas de modificación del comportamiento. La medicación debe estar exclusivamente en manos de un especialista calificado.
Es importante entender que cada perro es único. Por ello, lo que funciona para uno puede no servir para otro, por lo que el médico veterinario deberá identificar qué plan de acción brindará mejores resultados para el ‘peludo’. De la mano de su tutor, la mascota puede salir adelante y recobrar una calidad de vida adecuada.
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Identifica y evita las causas de las respuestas de miedo.
Procura no consolarlo cuando siente temor ni darle mimos exagerados.
No lo castigues ni corrijas como una manera de calmar su miedo.
Pide ayuda profesional para evitar que su comportamiento empeore
ayef