La vitamina C es conocida por sus beneficios para el organismo, desde el fortalecimiento del sistema inmunológico hasta la protección de las células contra los radicales libres, según Mayo Clinic. Sin embargo, no todas las personas pueden consumirla sin precaución, especialmente aquellas con ciertas condiciones de salud. Aunque este nutriente es esencial para la formación de colágeno y la salud de los vasos sanguíneos, un consumo inadecuado puede ser perjudicial en algunos casos.
Una de las principales advertencias sobre la vitamina C es su capacidad para aumentar el riesgo de formación de cálculos renales. Las personas con antecedentes de cálculos renales deben limitar su ingesta de vitamina C, ya que esta se convierte en oxalato, una sustancia que puede favorecer la formación de piedras en los riñones. Aunque no todos los individuos con esta enfermedad desarrollarán complicaciones, es fundamental consultar con un médico antes de consumir suplementos de vitamina C en grandes cantidades.
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Las personas bajo tratamiento con medicamentos anticoagulantes, como la warfarina, también deben ser cuidadosas con su consumo de vitamina C. En dosis altas, este nutriente puede interferir con la acción de estos medicamentos, alterando su eficacia y aumentando el riesgo de complicaciones hemorrágicas. Por lo tanto, quienes estén bajo tratamiento anticoagulante deben evitar tomar dosis superiores a las recomendadas sin supervisión médica.
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El consumo excesivo de vitamina C puede provocar efectos secundarios gastrointestinales, como diarrea, náuseas y malestar estomacal. Esto es más probable cuando se superan los 2 mil mg diarios, la cantidad máxima tolerada para adultos. Aunque el cuerpo no almacena esta vitamina y la elimina a través de la orina, ingerirla en exceso de manera continua puede llevar a un malestar significativo.
Además, las personas con hemocromatosis, una enfermedad que provoca una acumulación excesiva de hierro en el cuerpo, deben ser especialmente cautelosas. La vitamina C favorece la absorción de hierro, lo que podría agravar esta condición, poniendo en riesgo la salud de órganos vitales como el corazón y el hígado.
Aunque la vitamina C es segura en las dosis recomendadas durante el embarazo, es importante que las mujeres embarazadas no excedan las cantidades sugeridas, según indica el sitio especializado en salud MedlinePlus. Dosis muy altas de esta vitamina pueden ocasionar efectos adversos para la madre y el bebé, aunque los casos son raros.