La espirulina ha ganado un lugar destacado en el mundo de la salud y el bienestar debido a sus numerosos beneficios nutricionales. Esta microalga unicelular, de color azul verdoso, es apreciada por su alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales, según la Academia Española de Nutrición y Dietética, convirtiéndose en un suplemento popular entre deportistas y personas que buscan mejorar su alimentación. Sin embargo, aunque su fama continúa creciendo, no todas las personas pueden consumirla sin riesgos. De hecho, aquellos que padecen ciertas enfermedades deben evitarla para no comprometer su salud.
Si bien la espirulina se presenta como un superalimento que mejora la salud de muchos, hay condiciones específicas donde su ingesta puede resultar contraproducente. Uno de los grupos que debe tener especial cuidado son las personas con trastornos de coagulación. Esto se debe a que la espirulina puede interferir con la capacidad del cuerpo para formar coágulos, lo que incrementa el riesgo de sangrado en aquellos con problemas de coagulación o que toman medicamentos anticoagulantes.
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Sí. Las personas que padecen enfermedades hepáticas o renales también deben evitar este suplemento. La espirulina es rica en minerales, lo que puede sobrecargar el hígado o los riñones, órganos que ya están debilitados en estos pacientes. Este exceso de minerales podría provocar complicaciones adicionales, afectando la capacidad del cuerpo para filtrar y eliminar toxinas de manera eficiente.
En el caso de enfermedades autoinmunes como el lupus, la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple, la espirulina puede empeorar la situación. Al ser un estimulante del sistema inmunológico, podría desencadenar brotes o agravar los síntomas de estas patologías, ya que aumenta la actividad inmunitaria, lo que puede ser perjudicial en personas cuyo sistema inmunológico ya está atacando su propio cuerpo.
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Otro grupo que debe evitar la espirulina son aquellos que padecen fenilcetonuria, una enfermedad genética que les impide metabolizar la fenilalanina, un aminoácido presente en la espirulina. Asimismo, quienes tienen hipotiroidismo o hipertiroidismo deben ser precavidos debido a que la espirulina contiene yodo. El exceso de este mineral puede alterar el funcionamiento de la glándula tiroides, empeorando las condiciones tiroideas preexistentes.
Aunque la espirulina ofrece muchos beneficios, su seguridad en niños pequeños aún no está completamente comprobada. Por lo tanto, es preferible evitar su consumo en este grupo hasta que haya más estudios que avalen su uso sin riesgos.