La vitamina D es esencial para el fortalecimiento de los huesos y el mantenimiento de un sistema inmunológico saludable. Aunque la mayoría de las personas obtienen este nutriente a través de la exposición solar y algunos alimentos, hay ciertos grupos que pueden necesitar una dosis adicional para evitar problemas de salud. Según los expertos de Mayo Clinic, la vitamina D también tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que benefician al sistema cardiovascular y la función muscular. No obstante, su deficiencia es más común de lo que se cree, sobre todo en ciertas poblaciones de riesgo.
El cuerpo humano produce vitamina D al exponerse al sol, pero no todos tienen la posibilidad de recibir suficiente luz solar diariamente. Las personas mayores, por ejemplo, suelen pasar menos tiempo al aire libre y su piel es menos eficiente en la producción de vitamina D. De igual manera, los bebés amamantados pueden no obtener suficiente de este nutriente a través de la leche materna, por lo que en algunos casos se recomienda la suplementación.
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Otros grupos que pueden verse afectados son las personas con tono de piel más oscuro, ya que su piel no sintetiza vitamina D con la misma facilidad que la piel más clara. Las personas que sufren enfermedades como la enfermedad de Crohn, la celiaquía o la colitis ulcerativa también están en riesgo, ya que estas afecciones dificultan la absorción de nutrientes en el intestino.
Aquellos que padecen obesidad o que se han sometido a una cirugía de bypass gástrico también pueden necesitar una dosis extra de vitamina D. En el caso de las personas con obesidad, la vitamina D se queda atrapada en el tejido graso, lo que impide que el cuerpo la utilice de manera efectiva. Después de una cirugía de bypass gástrico, la capacidad del intestino para absorber ciertos nutrientes, incluida la vitamina D, se ve significativamente reducida.
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La deficiencia de vitamina D tiene consecuencias graves. Una de las principales es la pérdida de densidad ósea, lo que puede aumentar el riesgo de osteoporosis y fracturas. También puede provocar osteomalacia, una enfermedad que causa debilidad en los huesos y dolor muscular. Además, esta carencia se ha relacionado con enfermedades cardiacas, presión arterial alta, diabetes y algunos tipos de cáncer.
Dado que la deficiencia de vitamina D no siempre presenta síntomas claros, es importante consultar a un médico si se sospecha de su falta. Un simple análisis de sangre puede determinar si los niveles de vitamina D son adecuados o si se necesita tomar suplementos. Especialmente durante el invierno o en zonas con poca exposición solar, es recomendable verificar los niveles de esta vitamina para evitar complicaciones a largo plazo.