En los últimos años, la importancia de la microbiota intestinal ha ganado protagonismo en el ámbito de la salud. Este conjunto de bacterias que residen en el intestino juega un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio y bienestar del cuerpo. Los probióticos, microorganismos vivos que aumentan la población de la flora intestinal, han demostrado ser esenciales para la salud digestiva y el sistema inmunológico.
Según Ingortze Zubieta Aurteneche, dietista-nutricionista de la Academia Española de Nutrición y Dietética, los probióticos son microorganismos que pueden mejorar la composición de las bacterias presentes en nuestro cuerpo. Estos microorganismos vivos, cuando se consumen en cantidades adecuadas, ayudan a mantener una flora intestinal equilibrada y saludable. Por otro lado, los prebióticos son sustancias que no pueden ser digeridas por el cuerpo humano y que sirven de alimento para los probióticos, fomentando su crecimiento y actividad en el intestino.
Lee también: ¿Cuál es la diferencia entre prebiótico y probiótico y su función en los intestinos?
Los probióticos y prebióticos juntos contribuyen a conservar una flora intestinal normal, que incluye unos 100 billones de bacterias de entre 500 a 1.000 especies distintas. Sus beneficios abarcan desde la protección contra patógenos hasta la producción de postbióticos, sustancias beneficiosas que producen las bacterias buenas y que mantienen la mucosa intestinal, mejoran el metabolismo, la absorción de nutrientes y modulan el sistema inmunológico.
El yogur es uno de los alimentos con probióticos más consumidos y apreciados. Zubieta aclara que la presencia de ciertas cepas de bifidobacterias y otros microorganismos en el yogur natural puede ayudar a recuperar la microbiota alterada por la dieta, el uso de antibióticos o las infecciones gastrointestinales. Además, el yogur no solo protege contra patógenos, sino que también ayuda a producir postbióticos y a mantener la mucosa intestinal en buen estado.
Lee también: Cuida tu salud intestinal con esta bebida probiótica
El yogur natural es ideal para cualquier momento del día, pero es especialmente beneficioso en el desayuno. Aporta una carga vitamínica y mineral que apoya la función de los linfocitos y mejora la respuesta del cuerpo contra los agentes que producen alergias. Para aquellos que prefieren no consumir yogur "a palo seco", la miel es una excelente alternativa para endulzarlo sin añadir saborizantes o edulcorantes artificiales.
Además, el consumo diario de yogur natural puede fortalecer el sistema inmunológico, ayudando a combatir infecciones gastrointestinales sin necesidad de recurrir a antibióticos. Al mantener una microbiota equilibrada, el cuerpo está mejor preparado para enfrentarse a los patógenos y mantener una salud digestiva óptima. Además, el yogur apoya la producción de postbióticos, que son esenciales para una serie de funciones corporales, incluyendo la modulación del sistema inmune.