El ejercicio es una práctica fundamental para mantener un cuerpo saludable y un estado de bienestar tanto físico como mental. Numerosos estudios y organizaciones de salud han demostrado que la actividad física regular tiene beneficios significativos para la salud, que van desde la reducción de los niveles de colesterol LDL, una sustancia que puede obstruir las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hasta la prevención de problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad.
Incorporar el ejercicio a tu rutina diaria puede parecer un desafío al principio, especialmente si no estás acostumbrado a ser físicamente activo. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus, sugiere que puedes comenzar realizando ejercicios cortos en intervalos de 10 minutos y aumentar gradualmente la intensidad y duración a medida que te acostumbras a la actividad física. Lo importante es dar el primer paso y ser consistente en tus esfuerzos.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar actividad física moderada todos los días para mantener una buena salud. Pero, ¿cuál es el tipo de ejercicio que puede reducir el riesgo de muerte a la mitad? Un estudio publicado en la revista Jama, titulado 'Asociaciones prospectivas de diferentes combinaciones de actividad aeróbica y de fortalecimiento muscular con mortalidad por todas las causas, cardiovascular y por cáncer', arrojó resultados sorprendentes. Este estudio se basó en una cohorte de más de medio millón de personas, quienes fueron seguidas durante un período de 10 años para evaluar cómo su actividad física afectaba su riesgo de mortalidad.
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Los hallazgos de este estudio indican que la actividad aeróbica moderada (MAP) y la actividad aeróbica vigorosa (VPA), que incluye el fortalecimiento muscular, son las más eficaces para reducir el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y cáncer. Estas formas de ejercicio aumentan la frecuencia cardíaca y la respiración, lo que beneficia al corazón, los pulmones y el sistema circulatorio, mientras que el entrenamiento de fuerza se centra en desarrollar la musculatura.
Para comprender mejor en qué consisten estos tipos de ejercicio, se pueden mencionar ejemplos específicos. La actividad aeróbica intensa incluye actividades como correr, montar en bicicleta, saltar la cuerda, artes marciales, baile y deportes como baloncesto. En cambio, la actividad aeróbica moderada implica caminar rápido, montar en bicicleta o practicar deportes como el béisbol, entre otros.