¿Qué pasa cuando un trauma nos lleva a una conducta sexual autodestructiva, pero no salimos de ahí porque algo nos empuja a seguirlo haciendo? ¿Qué pasa cuando tu cuerpo ya no se siente tuyo? La desconexión del placer es la constante de los casos que recibe el sexólogo César Galicia.

En entrevista para EL UNIVERSAL, el terapeuta, reconocido por su trabajo de divulgación, nos habla de la relación entre el deseo y la vergüenza, “dos caras de la misma moneda que no existen una sin la otra”, a propósito de la publicación de su primer libro de ficción.

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Cuando el dolor nos impide acercarnos al placer

¿Qué hacemos cuándo el dolor nos impide acercarnos al placer?, es la pregunta que subyace a muchos de los casos que Galicia atiende en el consultorio. “Muchas veces, después de un evento traumático, sucede un efecto curioso, las personas dejamos de sentirnos merecedoras del placer y el bienestar”, indica.

El sexólogo explica que el trauma esencialmente desconecta a las personas de sí mismas. “Nos ancla a un momento doloroso y nos crea la sensación de que sigue sucediendo todavía”. Este distanciamiento es “el tema” raíz de las situaciones que ha escuchado en terapia.

“He visto como se repite una y otra vez en mi consultorio. Tanto si llegan por disfunciones sexuales, porque quieren terminar con su pareja o por algún evento de violencia sexual. El hilo común que une todo eso es la experiencia de sentirse desconectado, porque hay miedo, pena, un gran dolor que impide volver a conectar. Es como un muro que no se puede cruzar”, sostiene.

Para el sexólogo era importante plasmar un proceso de sanación como el camino de reencuentro al placer en su novela “Dime lo que quiero”. “Porque es digno querer buscarlo y tenerlo (...) la cuestión va mucho de encontrarte con tu deseo, con enunciarlo. Decir ‘yo quiero esto para mi vida y voy a hacer lo posible para que todas estas barreras no me distancien de una manera que lo pierda para siempre’”, asevera.

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Del consultorio a la literatura

“Dime lo que quiero” transcurre en su mayor parte en el consultorio de un joven sexólogo que lidia con un duelo mientras atiende tres pacientes que lo llevan a confrontarse consigo mismo. “De estos personajes, dos se basan en personas reales”, reconoce Galicia, quien tiene siete años de experiencia en la práctica clínica.

El autor aprovecha el espacio de la ficción para capturar los claroscuros del espacio terapéutico, tanto la desolación, como los momentos más conmovedores. “Cualquier persona que haya ido a terapia puede saber que es un espacio de muchísimo movimiento y acción, a pesar de ser solo dos personas hablando”, explica.

“Quiero que me mutiles el corazón”, dice Norma, una mujer casada de 50 años que ha perdido el deseo sexual, hasta que se encuentra con alguien que la da vueltas a su propia autopercepción. “Algunas personas les gusta trepar cerros, a mí me gusta trepar personas", dice Mariana, quien lleva un peligroso historial de encuentros sin razones claras.

Galicia señala que, pese a tratarse de situaciones distintas, estos casos abordados a lo largo de su libro tienen un hilo conductor en común; la relación entre el deseo y la vergüenza. “La ficción permite crear algo mucho más humano y que se sienta más representativo de cómo las personas vivimos realmente esta díada”.

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César Galicia es psicoterapeuta, sexólogo, escritor, conferencista y creador de contenido. Foto: Juan Boites
César Galicia es psicoterapeuta, sexólogo, escritor, conferencista y creador de contenido. Foto: Juan Boites

Busca despertar la curiosidad

César Galicia comenta que los personajes que aparecen en su novela, antes de tratar el tema de la sexualidad, pintan un panorama sobre el deseo en un sentido más profundo. Como autor, le gustaría que la novela despierte curiosidad y reflexión sobre las motivaciones detrás del deseo propio.

“Hay momentos muy ‘hot’, pero también hay momentos que son confrontativos, que escribí como para que la gente lo leyera y dijeran ‘me estoy prendiendo, pero también estoy sintiendo otras cosas, ¿qué hago con esto?”.

El terapeuta asegura que el diseño está pensado para generar una confrontación emocional donde la gente que ha pasado situaciones difíciles en su vida sexual puede verse reflejada, pero también ofrece una mirada que busca contemplarse desde el humor y la compasión.

“Me gustaría generar curiosidad sobre el deseo humano, una curiosidad con la que te enciendas si quieres encenderte, que te confronte si así lo deseas, pero también que te lleve a un lugar de compasión y contemplación amorosa si eso es lo que sientes por los personajes que te devuelven a ti”, detalla.

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