No todos los alimentos que consumimos son nutritivos o aconsejados para protegernos la salud. Si bien existen algunos productos similares o de diferentes tipos y especies, pueden contener valores nutricionales distintos o componentes que no repercutan de la misma manera en las personas.
Cuidar nuestra digestión es una parte importante a la hora de saber elegir los alimentos que consumimos. Es por eso que en esta oportunidad centraremos nuestra atención en las harinas y los distintos tipos que existen. El objetivo será entender cuál nos conviene consumir y qué beneficios trae para la digestión.
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El Instituto Mayo Clinic afirma que el tiempo de digestión varía entre hombres y mujeres, pero que los alimentos tardan aproximadamente de seis a ocho horas en pasar por el estómago y el intestino delgado. En general, remarca la gastroenteróloga Elizabeth Rajan, todo el proceso tarda de dos a cinco días, según el individuo.
Con estos datos, es que se pone en consideración qué tipo de harina conviene consumir. Desde la Sociedad Estadounidense de Nutrición comienzan afirmando que durante el proceso de refinado de la harina se pierden nutrientes claves para la salud, por lo que el trigo integral ya toma la delantera como recomendado.
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En este punto, desde la Universidad de California, el investigador David Killilea remarca que los cereales integrales cumplen un rol muy importante en la paleta nutricional, por lo que la harina integral resulta más beneficiosa para la salud del metabolismo y en general. Aquí se pueden señalar, como alternativas a la harina de trigo, las harinas de arroz, de avena, de trigo sarraceno, de coco, de almendras o de garbanzos con un impacto positivo para nuestra digestión y salud en general.
La harina integral aporta al organismo minerales, proteínas y vitaminas, siendo altamente nutritiva. Además, por su alto contenido de fibra es ideal para prevenir el estreñimiento ya que regula el funcionamiento del tránsito intestinal, mejorando significativamente nuestra digestión. Por otro lado, su consumo ofrece un mejor efecto de saciedad por lo que colabora en el control del peso corporal.
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