La separación de una pareja es uno de los eventos más estresantes y emocionalmente desafiantes que una persona puede experimentar.
Desde la psicología, este proceso implica una serie de cambios profundos en el estado mental y emocional, que pueden afectar la autoestima, la identidad personal y las relaciones futuras.
Cuando una pareja se separa, las emociones suelen estar a flor de piel. Marta Rodríguez Martínez, Licenciada en Psicología y colegiada, manifiesta que la tristeza, el enojo, la ansiedad y la confusión son reacciones comunes. El duelo por la pérdida de la relación puede compararse con el duelo tras la muerte de un ser querido, ya que se trata de una pérdida significativa. Durante esta etapa, las personas pueden sentir una sensación de vacío y desesperanza, especialmente si la relación fue prolongada o intensa.
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Los sentimientos son una necesidad vital del ser humano y pretender ignorarlos es ir en contra de nuestra naturaleza. Es crucial reconocer y aceptar estas emociones como propias, ya que es el primer paso hacia la curación de las heridas causadas por la separación.
Cuando una relación de pareja se rompe, no solo se disuelve el vínculo emocional, sino que se ven afectados múltiples aspectos de la vida de ambos miembros de la pareja. La ruptura afecta al entorno familiar, donde la estructura y unidad familiar se ven truncadas, impacta en las relaciones sociales y de amistad que la pareja había construido y también puede generar dificultades en el ámbito económico, con conflictos sobre la división y el reparto de bienes comunes.
Sin embargo, esta etapa también puede representar una oportunidad para la reconstrucción personal. Un periodo en el que uno puede aprender del pasado y conocerse mejor, desarrollando partes de uno mismo que quizás antes no se conocían. Por eso, superar una ruptura afectiva y prepararse para entablar nuevas y mejores relaciones depende de la disposición de cada persona para embarcarse en un recorrido de sanación emocional.
Una vez que reconocemos nuestros sentimientos, es fundamental darles una salida adecuada. Esto puede lograrse escribiéndolos, compartiéndolos con alguien de confianza o buscando apoyo en personas dispuestas a escuchar en este momento difícil. Al expresar lo que sentimos, liberamos el peso emocional que llevamos dentro, lo que nos permite escucharnos a nosotros mismos, entendernos y aceptarnos en nuestra manera particular de sentir y ser.
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En definitiva, la separación de una pareja es un proceso complejo desde el punto de vista psicológico. Si bien implica dolor y desafíos emocionales, también ofrece la posibilidad de reconstruirse y salir de la experiencia más fuerte y con una perspectiva renovada.