Controlar a la pareja a través de redes sociales se ha convertido en un fenómeno común en la era digital, pero ¿qué dice la psicología al respecto? Este comportamiento, que parece inofensivo en un principio, tiene raíces profundas en la inseguridad, la ansiedad y la necesidad de tener control sobre lo incierto. Desde una perspectiva psicológica, el acto de revisar constantemente el perfil, la última conexión o las interacciones de la pareja en redes sociales es un síntoma de una problemática emocional más amplia, que requiere comprensión y atención.
Para muchos, el control de la pareja a través de las redes sociales surge como una forma de manejar la ansiedad. En una relación donde existe la incertidumbre sobre la fidelidad o el compromiso del otro, el acceso a la información digital proporciona una sensación inmediata de alivio. Este comportamiento funciona como un "refuerzo negativo", es decir, disminuye la angustia al eliminar la incertidumbre. Sin embargo, aunque temporalmente reduce la ansiedad, a largo plazo refuerza el hábito de vigilancia, creando un círculo vicioso difícil de romper.
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Desde la psicología cognitiva, este patrón de conducta puede ser visto como una forma de evitación. En lugar de enfrentar el miedo subyacente (la posible pérdida de la relación, la inseguridad personal o el miedo al abandono) la persona opta por intentar controlar lo que sucede en el entorno virtual. Esto no solo perpetúa el problema, sino que intensifica la dependencia emocional y el estrés en la relación.
Según Alberto Ruano Teruel, Graduado en Psicología y colegiado, la necesidad de controlar a la pareja a través de las redes sociales está a menudo ligada a la inseguridad y la desconfianza. Estos sentimientos pueden estar arraigados en experiencias pasadas, como relaciones anteriores con infidelidades o en la baja autoestima. La falta de seguridad en uno mismo lleva a buscar confirmación constante de que la pareja sigue comprometida y fiel. Sin embargo, este control no solo impacta al que lo ejerce, sino que también erosiona la confianza y la libertad dentro de la relación.
Desde una perspectiva relacional, este tipo de control puede ser visto como una manifestación de "control coercitivo", un término utilizado en psicología para describir conductas que intentan limitar la libertad de la otra persona y mantener el poder en la relación. Aunque en algunos casos se realiza de manera consciente, en otros, es una reacción automática impulsada por el miedo y la inseguridad.
El papel de las redes sociales
Las redes sociales facilitan el monitoreo constante de la pareja mediante detalles como la última conexión, las reacciones a publicaciones y las interacciones, lo que puede alimentar la compulsión de control. Este fenómeno tiene consecuencias emocionales negativas tanto a nivel individual como relacional. A nivel personal, puede aumentar la ansiedad, el estrés y la dependencia emocional. En la relación, puede erosionar la confianza, generar conflictos y crear un ambiente de vigilancia constante, deteriorando la relación.
Para quienes controlan, esta conducta puede causar sentimientos de culpa y vergüenza, generando una disonancia cognitiva entre lo que saben que deberían hacer y lo que realmente hacen.
Desde un enfoque terapéutico, es fundamental abordar la inseguridad, el miedo al abandono y la baja autoestima. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es eficaz para identificar y modificar pensamientos automáticos ansiosos, mientras que la terapia de pareja puede ayudar a mejorar la comunicación y la confianza mutua.
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Desde la perspectiva psicológica, controlar a la pareja a través de redes sociales es un síntoma de una necesidad de control que puede ser perjudicial tanto para el individuo como para la relación en su conjunto. Abordar este problema requiere comprensión, autoconocimiento y en muchos casos, intervención terapéutica para romper el ciclo del control y fomentar una relación basada en la confianza y el respeto mutuo.