La vitamina E es un nutriente que actúa como antioxidante. También ayuda a estimular el sistema inmunitario a fin de que éste pueda combatir las bacterias y los virus. Otra de sus funciones es dilatar los vasos sanguíneos y evitar la formación de coágulos en la sangre.
Aunque la deficiencia de esta vitamina es poco frecuente en personas sanas, puede causar daños a los nervios y los músculos, además de la pérdida de sensibilidad en brazos y piernas, la pérdida de control del movimiento corporal, debilidad muscular y problemas en la visión.
Otro signo de deficiencia es el debilitamiento del sistema inmune, de acuerdo con datos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés).
Consumir la vitamina E en forma de suplemento, sin evaluación médica, es perjudicial ya que disminuye la capacidad de coagulación en una herida o aumenta el sangrado. En los casos más graves puede ocasionar un derrame cerebral hemorrágico.
Por ello es importante acudir con un especialista en nutrición, para conocer la dosis adecuada para cada persona dependiendo de la edad y el sexo.
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Entre los alimentos que contienen vitamina E de forma natural se encuentran:
Aceites vegetales: los aceites de germen de trigo, girasol y cártamo, así como los aceites de maíz y soja.
Frutos secos: cacahuates, avellanas, almendras y las semillas de girasol.
Las hortalizas de hojas verdes: espinaca y brócoli.
Cabe destacar que consumir esta vitamina por medio de los alimentos no es peligroso ni perjudicial, de acuerdo con el artículo de los NIH.
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ayef