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Aunque a veces pasa desapercibido, el zinc desempeña un papel crucial en nuestro metabolismo y salud en general. Distribuido en huesos, dientes, piel, hígado, músculos y glóbulos blancos, el zinc forma parte de más de 100 enzimas, incluyendo aquellas que participan en la regulación del ADN. Su función catalítica, mantenimiento de proteínas y regulación genética son esenciales para el funcionamiento óptimo del organismo, además de contribuir al crecimiento, salud de la piel y cicatrización de heridas.
Señales de que tienes deficiencia de zinc
La deficiencia de zinc puede manifestarse de diversas maneras, y es importante reconocer sus señales. Según Mayo Clinic, parte de estos síntomas en la salud son: uñas quebradizas, inflamaciones en las cutículas, caída del cabello, cansancio, irritabilidad, alteración del sentido del gusto y olfato, erupciones cutáneas, llagas en la piel, problemas en la cicatrización de heridas, deficiencias en la visión nocturna y, en mujeres embarazadas, bajo peso del feto, son indicadores de posible escasez de zinc. En niños, el crecimiento lento, baja estatura y problemas inmunológicos pueden ser señales de alerta.
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Algunas personas son más propensas a sufrir deficiencia de zinc, como aquellos con trastornos digestivos, quienes han pasado por cirugía gastrointestinal reciente o aquellos que siguen una dieta vegetariana o vegana. Ante la sospecha de deficiencia, se recomienda aumentar la ingesta de alimentos ricos en zinc, como carne vacuna, pescados, aves, mariscos, nueces, cereales integrales, huevos y productos lácteos.
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¿Cómo recuperar los niveles adecuados de zinc?
Para mantener niveles adecuados de zinc, es fundamental mantener una dieta equilibrada y diversa. En caso de dudas sobre el estado nutricional, consultar a un profesional de la salud es clave. Reconocer la importancia del zinc y atender a las señales de su deficiencia contribuirá al bienestar general y al óptimo funcionamiento de nuestro organismo.El zinc, a menudo pasado por alto, desempeña un papel crucial en el metabolismo y la salud humana.
Distribuido en huesos, dientes, piel, hígado, músculos y glóbulos blancos, este micronutriente esencial participa en más de 100 enzimas, incluidas aquellas que regulan el ADN. Su función catalítica, mantenimiento de proteínas y regulación genética son vitales para el funcionamiento óptimo del organismo. Además, el zinc contribuye al crecimiento, la salud de la piel y la cicatrización de heridas.
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