s (SPI) provoca una sensación incómoda en las piernas que genera una necesidad irresistible de moverlas, especialmente durante el reposo. Esta afección puede interrumpir el sueño y la calidad de vida, pero con algunos ajustes en la rutina diaria, es posible reducir los síntomas y llevar una vida más cómoda.



El síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico que afecta entre el 2% y el 8% de la población mundial. Foto: Pixabay
El síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico que afecta entre el 2% y el 8% de la población mundial. Foto: Pixabay

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¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?

De acuerdo con un artículo realizado por el El Dr. Howard LeWine , médico internista de Harvard y la , el este síndrome es un trastorno neurológico que afecta entre el 2% y el 8% de la población mundial. Las personas que lo padecen describen sensaciones desagradables, como hormigueos o tirones en las piernas, que empeoran cuando están en reposo. Estos síntomas suelen aparecer al final del día o durante la noche, lo que provoca problemas para conciliar el sueño.

Las principales características del SPI incluyen una necesidad urgente de mover las piernas, alivio temporal de los síntomas con el movimiento y el empeoramiento de las molestias por la tarde o noche. Además, no se asocian a otras condiciones médicas. El diagnóstico del SPI se basa en los síntomas del paciente y la exclusión de otras enfermedades.

Estrategias para tratar el síndrome de piernas inquietas en casa

Aunque el SPI no tiene cura, existen maneras de controlar los síntomas, especialmente cuando son leves. Entre las modificaciones en el estilo de vida recomendadas por expertos, destacan los siguientes:

Dieta adecuada: Un factor clave para reducir los síntomas del SPI es mantener una dieta rica en hierro, ya que la deficiencia de este mineral puede empeorar las molestias. En algunos casos, un suplemento de hierro recetado por el médico puede ser necesario. Evitar el consumo de cafeína, alcohol y azúcares refinados también puede ser útil para reducir la gravedad de los síntomas.

Ejercicio regular: Realizar actividades de baja a moderada intensidad, como caminar o hacer estiramientos, puede aliviar los síntomas. Sin embargo, es importante evitar el ejercicio vigoroso justo antes de dormir.

Técnicas de relajación: Practicar yoga, meditación o tomar baños tibios antes de acostarse puede promover un sueño más reparador. Además, masajear las piernas o usar almohadillas térmicas o vibratorias puede aliviar las molestias.

La ansiedad no es una elección y las personas que la padecen necesitan apoyo. Fuente: Freepik.
La ansiedad no es una elección y las personas que la padecen necesitan apoyo. Fuente: Freepik.

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Hábitos de sueño saludables: El SPI está estrechamente relacionado con trastornos del sueño, por lo que es esencial mantener una rutina de sueño constante. Acostarse y despertarse a la misma hora todos los días, reducir las luces brillantes antes de dormir y mantener una temperatura fresca en la habitación son medidas que pueden mejorar la calidad del sueño.

¿Cuándo acudir a un médico?

Si los síntomas del SPI son más severos o interfieren significativamente con la vida diaria, es recomendable acudir a un médico para discutir opciones de tratamiento. En algunos casos, se pueden prescribir medicamentos anticonvulsivos o suplementos de hierro para aliviar los síntomas más graves.

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