La dieta alcalina ha ganado popularidad en los últimos años, promovida como una forma de mejorar la salud general y prevenir enfermedades. Se basa en la idea de que ciertos alimentos pueden influir en el nivel de acidez del cuerpo (pH) y ayudar a mantener un equilibrio más saludable.
El principio fundamental de la dieta alcalina es que al consumir alimentos “alcalinos” y evitar los “ácidos”, se puede regular el pH del cuerpo. Esto se traduce en una alimentación centrada en frutas, verduras, legumbres y frutos secos, mientras se limita el consumo de carnes, lácteos y alimentos procesados.
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Se sugiere hacer una transición gradual hacia esta dieta, eliminando un alimento ácido al día y añadiendo una comida alcalina en cada jornada.
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Promotores de esta dieta, como los expertos de la Clínica Mira Cueto, destacan que puede:
Además, muchas personas la adoptan como un método para adelgazar, popularizada por figuras como Victoria Beckham y Gwyneth Paltrow.
La dieta alcalina tiene detractores en la comunidad científica. La nutricionista y doctora en Farmacia Boticaria García critica que se le adjudican beneficios demasiado amplios, como que trata el cáncer. La experta menciona que la base de esta dieta proviene de un malentendido del efecto Warburg, un proceso relacionado con el metabolismo de las células cancerosas. Aunque las células tumorales pueden acidificar su entorno, no hay evidencia de que consumir alimentos alcalinos pueda revertir este proceso.