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La dieta alcalina ha ganado popularidad en los últimos años, promovida como una forma de mejorar la salud general y prevenir enfermedades. Se basa en la idea de que ciertos alimentos pueden influir en el nivel de acidez del cuerpo (pH) y ayudar a mantener un equilibrio más saludable.
¿En qué se basa la dieta alcalina?
El principio fundamental de la dieta alcalina es que al consumir alimentos “alcalinos” y evitar los “ácidos”, se puede regular el pH del cuerpo. Esto se traduce en una alimentación centrada en frutas, verduras, legumbres y frutos secos, mientras se limita el consumo de carnes, lácteos y alimentos procesados.
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Alimentos alcalinos recomendados
- Frutas: Limones, naranjas, melones, fresas.
- Verduras: Espinacas, brócoli, zanahorias, pepinos.
- Legumbres: Lentejas, garbanzos, frijoles.
- Semillas y frutos secos: Chía, almendras.
Alimentos ácidos a evitar
- Carnes: Rojas y procesadas.
- Lácteos: Queso, yogur.
- Carbohidratos refinados: Pan blanco, pasta.
- Azúcares y procesados: Refrescos, dulces.
Se sugiere hacer una transición gradual hacia esta dieta, eliminando un alimento ácido al día y añadiendo una comida alcalina en cada jornada.
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¿Cuáles son los beneficios que se le atribuyen?
Promotores de esta dieta, como los expertos de la Clínica Mira Cueto, destacan que puede:
- Mejorar el sistema muscular, óseo y cardiovascular.
- Mantener niveles óptimos de calcio en sangre.
- Prevenir problemas inflamatorios e infecciones.
- Incrementar la energía y el estado de alerta.
Además, muchas personas la adoptan como un método para adelgazar, popularizada por figuras como Victoria Beckham y Gwyneth Paltrow.
¿Es la dieta alcalina una solución “para todo”?
La dieta alcalina tiene detractores en la comunidad científica. La nutricionista y doctora en Farmacia Boticaria García critica que se le adjudican beneficios demasiado amplios, como que trata el cáncer. La experta menciona que la base de esta dieta proviene de un malentendido del efecto Warburg, un proceso relacionado con el metabolismo de las células cancerosas. Aunque las células tumorales pueden acidificar su entorno, no hay evidencia de que consumir alimentos alcalinos pueda revertir este proceso.
