En la era del consumismo desenfrenado, muchos padres caen en la trampa de hiperregalar a sus hijos, inundándolos con juguetes y productos electrónicos. Aunque la intención es generalmente buena, este comportamiento puede tener efectos negativos en el desarrollo de los niños, creando expectativas poco realistas y fomentando una cultura de insatisfacción constante.
WEBPSICOLOGOS manifiesta que el término "niño hiperregalado" se refiere a aquellos niños que reciben una cantidad excesiva de regalos, no solo en fechas especiales como cumpleaños o Navidad, sino a lo largo de todo el año. Estos niños suelen tener habitaciones llenas de juguetes, ropa y dispositivos electrónicos, muchos de los cuales apenas usan. Esto, da lugar a varios síntomas preocupantes:
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Vivimos en una sociedad materialista que nos incita a desear más de lo que realmente necesitamos y los niños están expuestos a estos valores. Por eso, es crucial el papel de los familiares para evitar que se conviertan en adultos consumistas, ya que muchos padres, al no poder pasar suficiente tiempo con sus hijos debido a sus obligaciones laborales, intentan compensarlo con regalos, creyendo que así demostrarán su amor. Además de ceder ante las exigencias de los pequeños para evitar conflictos, sin considerar las posibles consecuencias a largo plazo.
Los niños que sufren este síndrome pueden convertirse en adultos materialistas y consumistas, con problemas morales y psicológicos. Pueden desarrollar un carácter egoísta, falta de creatividad y ausencia de ilusión. No valorarán lo que tienen, ya que estarán acostumbrados a obtenerlo sin esfuerzo. Además, podrían juzgar a los demás por sus posesiones y no por su carácter y nunca estarán satisfechos, mostrando ansiedad y tristeza. Esta falta de satisfacción constante también puede llevar a una baja tolerancia a la frustración, ya que no habrán aprendido que no siempre se puede tener todo lo que se desea.
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Por eso, como en muchos aspectos de la vida, el equilibrio es clave. No se trata de privar a los niños de regalos o experiencias, sino de enseñarles a valorar lo que tienen y a encontrar alegría en cosas más allá de lo material. Los regalos deben ser una forma de expresar amor y aprecio, no una solución para cubrir vacíos emocionales o sociales.
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