El amaranto, conocido como uno de los cultivos más antiguos del mundo, está ganando popularidad por sus excepcionales beneficios nutricionales y su impacto positivo en la salud. Este pseudocereal, utilizado históricamente por civilizaciones como los mayas, incas y aztecas, ha demostrado ser mucho más que un simple alimento, gracias a su alto contenido de proteínas, fibra y compuestos bioactivos con propiedades únicas.
El amaranto destaca por su alto contenido proteico, superando a muchos cereales tradicionales, según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Contiene lisina, un aminoácido esencial que suele faltar en otros granos, lo que lo convierte en una proteína de alta calidad. Además, sus grasas son mayormente insaturadas y ricas en ácido linoleico, fundamental para la dieta humana. Este pseudocereal también aporta fibra soluble e insoluble, mejorando la salud digestiva y contribuyendo a una mayor sensación de saciedad, ideal para quienes buscan controlar su peso.
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El amaranto ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL (malo) y colesterol total. Este beneficio se atribuye a su combinación de ácidos grasos insaturados, fibra y fitoquímicos como tocotrienoles y fitosteroles, que actúan directamente sobre el metabolismo lipídico.
Diversos estudios sugieren que las lectinas del amaranto tienen efectos antiproliferativos en células malignas, especialmente en el sistema gastrointestinal. Además, algunas proteínas aisladas del amaranto han demostrado promover la apoptosis en células tumorales, lo que lo posiciona como un alimento funcional con potencial terapéutico.
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El amaranto es rico en compuestos fenólicos, que actúan como antioxidantes, combatiendo el daño celular causado por el estrés oxidativo. Este efecto podría ser clave para prevenir enfermedades crónicas y el envejecimiento prematuro.
El consumo de amaranto mejora las funciones hepáticas y contribuye a la regulación de los niveles de glucosa en sangre, beneficiando a personas con riesgo de desarrollar diabetes.
La alta concentración de fibra del amaranto mejora el tránsito intestinal, reduce la hinchazón y previene el estreñimiento, factores esenciales para evitar el cáncer de colon y otras afecciones digestivas.
Gracias a su densidad nutricional y sus propiedades medicinales, el amaranto ha captado la atención de científicos y consumidores en todo el mundo. Aunque muchos estudios actuales se han realizado en animales, el potencial del amaranto como alimento funcional es innegable, y su inclusión en dietas balanceadas puede ofrecer múltiples beneficios para la salud cardiovascular, metabólica y digestiva.
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