Entrenar para construir una fortaleza física que se sostenga en el tiempo significa ejercitar todas las partes del cuerpo: las piernas, los brazos y el tronco. Pero, ¿qué sucede con los pies? Estos son responsables de la movilidad y el equilibrio, y tener unos pies fuertes con dedos ágiles es esencial tanto para la salud como para la condición física. Courtney Conley, fundadora de Gait Happens, un sitio educativo en línea especializado en la salud de los pies, destaca la importancia de incorporar ejercicios para los pies y los dedos a tu rutina mucho antes de desarrollar dolor en las espinillas o fascitis plantar.
Según Martin Ellman, podólogo de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, el simple hecho de caminar ya ejercita los pies. Cada vez que estamos de pie o caminamos, se pone en funcionamiento el núcleo del pie, una red de pequeños músculos que crean equilibrio y estabilidad. El pie debe actuar como un trípode, explicó Conley, distribuyendo el peso entre el talón y la base de los dedos gordo y meñique, con los dedos separados para crear una base sólida.
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El calzado inadecuado puede acalambrar los dedos y endurecer la parte media del pie, lo cual puede producir una reacción en cadena de problemas en pies, tobillos, rodillas, caderas y zona lumbar. Las deformidades, como los juanetes, también pueden ser señales de que los músculos del pie necesitan atención. La alineación correcta de los dedos es crucial, especialmente del dedo gordo, que inicia el impulso al caminar.
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Existen formas sencillas de medir la agilidad y la fuerza de los dedos de los pies, y de evaluar cómo distribuyes la presión a través del pie.
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