A la hora de nuestra alimentación debemos prestar atención a diferentes factores para que esta beneficie a nuestro organismo y no produzca ninguna consecuencia negativa en nuestra salud. No solo se trata de la elección de los alimentos con más nutrientes, sino que la forma en la que los consumimos influye y mucho.
Al respecto, hoy queremos poner de relieve a la avena, uno de los cereales más recomendados para una alimentación balanceada y saludable. Es de los más tradicionales y fáciles de conseguir, pero a pesar de que aporta muchos nutrientes, los especialistas advierten sobre la forma que elegimos para consumirla.
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Evita consumir avena cruda
Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados unidos señalan que la avena es un tipo de grano de cereal que puede reducir los niveles de colesterol y azúcar en la sangre, y ayudar a controlar el apetito al hacer que se sienta lleno. Además, precisas sus expertos, se usa para la presión arterial alta, el cáncer, la piel seca y muchas otras condiciones.
La avena es un alimento rico en proteínas, fibra, ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, hierro, magnesio, zinc, fósforo, tiamina (vitamina B1), vitamina B6, folatos, potasio, vitamina E, ácidos fenólicos, flavonoides, fitoesteroles y avenantramidas (antioxidantes), según un informe de la Fundación Española de la Nutrición. Estos componentes la convierten en una gran aliada para el cuidado de la salud.
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Más allá de que la avena no debería faltar en nuestra alimentación por su positivo impacto en la salud, si es conveniente saber por qué no es aconsejable consumirla cruda. Al respecto, la nutricionista Boticaría García recomienda remojar este cereal durante unas 12 horas previas a su consumo o calentarla.
El objetivo, indica la experta, es lograr que se pierda gran parte del ácido fítico que contiene la avena ya que este puede impedir que algunos nutrientes no sean debidamente absorbidos por nuestro intestino. Además, un informe difundido en la Revista Americana de Nutrición Clínica indica que consumirla cruda puede ser difícil de digerir.
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