Entre las artesanías de México se encuentran los juguetes, elaborados con madera, decorados con múltiples colores e inspirados en rasgos de las culturas y etnias que alberga el país.
No es secreto que en la actualidad la mayoría de los juguetes con los que se divierten los niños y niñas son procedentes de otros países, como China. Sin embargo, el yoyo, el trompo, la lotería, las canicas y otros más difícilmente serán olvidados por los mexicanos.
Incluso, algunos de ellos lograron llegar al extranjero, mediante exposiciones en museos, galerías o para ser comercializados.
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Jugar es una de las actividades que se desarrollan durante los primeros años de la infancia. Es prácticamente una actividad que ayuda a estimular la imaginación y habilidades, por ejemplo, motrices.
Su valor simbólico es trascendental para los mexicanos, ya que son fabricados a mano por artesanos que impregnan en cada pieza el amor por su cultura.
Por ello, en distintas regiones hay espacios dedicados a difundir su relevancia, aún en la vida actual, como lo es el Museo del Juguete Antiguo y el Museo de Arte Popular en la Ciudad de México.
Resultan tan atractivos que en el extranjero son bien recibidos. Algunos ejemplos de esto son:
Lele, que en otomí significa “bebé”, es originaria del municipio de Amealco, Querétaro. En abril de 2018 fue nombrada Patrimonio Cultural del estado al estar inspirada en las mujeres nativas.
La muñeca tiene largas trenzas, corona de colores e indumentaria tradicional, elaborados con tela, listones y ornamentos de característicos de sus creadoras. Cada detalle ayuda a preservar al pueblo otomí, junto con sus artesanías, gastronomía y festividades.
Se cree que este juguete tiene su origen en la cultura maya, cuando los habitantes del antiguo imperio jugaban con cráneos adaptados a la estructura de lo que hoy es el balero.
El balero se conforma por un barril con un hueco en el centro y un palo, unidos por un cordón. Con él se ponen a prueba las destrezas, los reflejos y el equilibrio de las personas.
A simple vista, destaca por su diseño pues tiene franjas de diferentes colores que hacen contraste con su materia prima: la madera. Este juguete se encuentra en varias partes de Latinoamérica, aunque se le identifica con otros nombres como boliche, emboque, capirucho, choca, coca o pirinola.
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Pese a que existen muchas versiones. las marionetas mexicanas han traspasado las fronteras. Especialmente aquellas con las que se cuentan leyendas y hechos históricos de la nación, así como las alusivas a la familia Rosete Aranda, famosos titiriteros mexicanos entre 1835 y 1958.
Este juguete tiene sus orígenes en la Edad Media cuando en mesones, mercados y plazas había representaciones en plazas públicas. Por muchas décadas fueron el espectáculo de entretenimiento predilecto para llevar sonrisas a grandes y pequeños.
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