"Con mi burrito sabanero, voy camino de Belén, si me ven, si me ven, voy camino de Belén".
Si naciste en Latinoamérica es muy probable que esa letra te evoque recuerdos de tu niñez y que incluso la estés escuchando de nuevo estos días de Navidad.
El villancico navideño "Mi Burrito Sabanero" o "El Burrito de Belén", de origen venezolano, ha sido interpretado por un rango muy amplio de artistas: desde la leyenda de la música venezolana Simón Díaz hasta el cantante colombiano Juanes pasando por Elvis Crespo.
Pero ninguna versión ha tenido el impacto que la que grabó, hace más de 40 años, un grupo del Coro Infantil Venezuela conocido como La Rondallita.
Esa versión de 1975 es la más popular y no sólo es un recuerdo de hace más de 40 años, sino que hasta el día de hoy sigue siendo uno de los villancicos de referencia en la Navidad de América Latina, de España y de la comunidad latina de Estados Unidos.
De hecho, la revista estadounidense especializada en música Billboard la ha incluido en su lista de las 100 mejores canciones navideñas de todos los tiempos.
Lo que no muchos conocen es la historia de Ricardo Cuenci, el niño de 8 años que puso voz al burrito.
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"Cuando en el año 1975, el maestro Hugo Blanco compone la canción del Burrito Sabanero, primero la canta el reconocido músico, también venezolano, Simón Díaz", le cuenta a BBC Mundo Aguasanta Márquez, actual directora del Coro Infantil Venezuela.
"Pero a Hugo Blanco le pareció que sonaba mejor en las voces de unos niños, voces infantiles", agrega.
Márquez cuenta que fue en ese momento que el maestro Blanco contactó al Coro Infantil Venezuela, y a su director entonces, el también reconocido arreglista Raúl Cabrera.
"El profesor Cabrera lo que hizo fue el montaje coral, el arreglo musical para un montaje coral infantil", explica Márquez. "Hugo Blanco escoge con el profesor [Cabrera] a los niños que van a grabar 'El Burrito Sabanero'".
Y como solista, eligen al pequeño Ricardo Cuenci, de 8 años.
Ahora, con 55 años, Ricardo le cuenta a BBC Mundo desde Venezuela que desde muy pequeño la música fue parte de su vida: "Cuando yo tenía 4 o 5 años, mi papá participaba en una agrupación de música llanera".
"Y yo agarraba una cajita de fósforos, le metía clavitos y empezaba a tocar maracas porque veía a los otros tocando maracas".
Fue por ese interés en la música, y gracias a la gran amistad que tenía su padre con Raúl Cabrera, que Ricardo terminó cantando en La Rondallita. Y así el niño oyó "El Burrito de Belén" por primera vez.
"Recuerdo que estábamos grabando con el Coro Infantil Venezuela en un estudio. Estaba Hugo Blanco, estaba Raúl Cabrera y yo escuché la canción que había grabado Simón Díaz", cuenta Ricardo.
"Y yo me puse a tararear en los pasillos del estudio y a cantar El Burrito Sabanero. Entonces salen y escuchan lo que estoy cantando [...] Y como yo sabía que tenía cómo cantarlo, la canté [...] Incluso se tuvo que grabar como el Burrito Tabanero, porque yo no sabía pronunciar la S. Y así quedó".
Ya grabado "El Burrito de Belén" con la voz de Ricardo, fue Raúl Cabrera el encargado de difundirlo, según cuenta Márquez, del Coro Infantil Venezuela.
"Cuando sale publicado el disco, el maestro Cabrera trabajaba en una tienda de discos que era de su papá. Y era él el que llevaba los discos a las rockolas de todo el país. Y ¿qué hizo él? Empezó a meter el disco del burrito sabanero para que lo empezaran a colocar en las rockolas".
El disco empezó a ganar tracción. Primero llegó a Caracas, y de ahí se empezó a internacionalizar.
"De allí, La Rondallita [el coro infantil venezolano] empezó a hacerse famosa afuera, sobre todo en Puerto Rico [...] Viaja La Rondallita a Puerto Rico, pero lo cómico es que los niños que viajaron no son los mismos que grabaron. Entre los que viajaron no estaba Ricardo Cuenci", recuerda Márquez.
Aunque Ricardo no estuvo en esa primera gira de La Rondallita, le contó a BBC Mundo que recibió la invitación de Cabrera para viajar por todos lados a cantar.
"¡Se viajó! Hicimos dos viajes. La segunda vez estuvimos tres meses y cantábamos en todos lados. En zoológicos, en cuestiones nocturnas, en los hoteles, en los parques. En donde nos pidieran, cantaba".
A pesar de que fue un corto periodo de tiempo el que estuvo de gira con La Rondallita, Ricardo cuenta que hubo momentos que lo empezaron a desilusionar.
"Tuvimos problemas con el manager o el patrocinante [...] Incluso tuvimos problemas con un hotel, nos sacaron del hotel y tuvieron que comprarnos ropa para poder cantar en otro sitio".
Además, Ricardo cuenta que nunca vio ningún tipo de regalías de la versión del "Burrito Sabanero" a pesar de la popularidad que adquirió la canción en toda la región y que aún mantiene.
"Uno como niño nunca supo nada de eso, ni de dinero, ni de cobros… Nunca se nos pagó ni un bolívar partido por la mitad, ni a mí ni a mis compañeros de La Rondallita".
Pero una de las desilusiones más grandes fue cuando el papá de Ricardo rechazó una oferta que pudo haber cambiado su vida: la de ser parte de Menudo, la popular agrupación infantil puertorriqueña a la que perteneció, entre otros, Ricky Martin.
"A lo mejor a mi papá le faltó un poco de chispa", lamenta Ricardo. "No me dejó, no me dejó y yo quedé así como que 'mérmole'... ¡Y con Menudo!".
"Y llegó el momento en el que eso se apagó. Yo me apagué. No quise saber nada más del Burrito de Belén ni de La Rondallita ni nada de eso. Y me dediqué a lo mío, a mi familia, a mis cosas."
Ricardo nunca se desconectó completamente de la música, a pesar de la fallida experiencia que tuvo en su niñez.
Cuenta que estudió música, que aprendió otras labores, que trabajó en el campo y que actualmente lo hace con publicidad.
Pero dado el interés que todavía hay por la versión de La Rondallita del "Burrito de Belén", Ricardo dice que ha mantenido contacto con sus excompañeros del coro, e incluso está planeando lanzar una nueva versión del famoso villancico.
"Hay una primicia ahora el 24 [de diciembre] con mi nieta. Voy a mandar por YouTube una pieza, una canción. Y además es con mi tío, que es Tony Cuenci, tremendo cantante tenor. Es para que se sorprendan que todavía hay talento para rato".
Hoy, con el apoyo de su familia, Ricardo se siente agradecido con el burrito y con la felicidad que le ha podido traer a tantas personas alrededor del mundo.
"Que cada niño en el mundo escuche esa canción y se llene de alegría a mí me llena un montón".
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