El ayuno intermitente ha ganado popularidad como una estrategia para mejorar la salud y el rendimiento mental. Basado en períodos prolongados sin ingerir alimentos, este método busca optimizar el metabolismo y promover el control del peso. Muchas personas incluso aseguran sentirse más ligeras y enfocadas al omitir el desayuno. Sin embargo, cuando se combina con rutinas intensas de ejercicio, las ventajas pueden verse empañadas por riesgos potenciales que varían según el contexto individual.
¿Qué sucede al entrenar en ayuno?
Durante un ayuno prolongado, el cuerpo depende de sus reservas internas de energía, principalmente glucógeno y grasas. Este equilibrio funciona para actividades cotidianas o ejercicios de baja intensidad, pero los entrenamientos de alta exigencia complican la situación. La demanda energética del ejercicio intenso puede superar lo que el cuerpo tiene disponible en ayunas, provocando fatiga, pérdida muscular o incluso desequilibrios hormonales.
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Según la Dra. Stacy Sims, experta en ciencias nutricionales, el ayuno intermitente puede ser útil para personas sedentarias o con problemas metabólicos. No obstante, combinarlo con entrenamientos físicos exigentes no garantiza beneficios adicionales y, en algunos casos, puede afectar negativamente el rendimiento y la salud, especialmente en mujeres.
Factores hormonales y su impacto en las mujeres
Las mujeres pueden ser más vulnerables a los efectos negativos del ayuno combinado con ejercicio debido a su sensibilidad hormonal. Estudios publicados en Frontiers in Endocrinology destacan que la kisspeptina, una neurohormona clave en la regulación del apetito y las hormonas sexuales, disminuye en contextos de déficit energético. Esto puede derivar en desórdenes metabólicos como intolerancia a la glucosa, aumento del apetito y una menor eficiencia en la recuperación muscular.
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¿Cuándo es seguro entrenar en ayuno?
Especialistas como Sergii Putsov y Edwina Jenner coinciden en que el entrenamiento en ayunas puede ser viable para ejercicios de bajo impacto, como yoga o pilates, que demandan menor energía. Sin embargo, las rutinas de fuerza o alta intensidad requieren una ingesta previa de carbohidratos y proteínas para evitar fatiga y maximizar resultados.
Escucha a tu cuerpo antes de decidir
Aunque entrenar en ayunas puede ser efectivo en algunos casos, no es una estrategia universal. Cada persona tiene necesidades energéticas únicas que deben considerarse al planificar su rutina. Consultar con un profesional de la salud y el deporte es clave para diseñar un enfoque seguro y efectivo que respete las particularidades de cada organismo.