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Un hombre de aproximadamente 50 años pierde la vista por un accidente de trabajo , su hija lo inscribe a un curso de Braille con la esperanza de animarlo y a la semana de finalizar su curso consigue un trabajo. Lo anterior es solo una de las historias que mueven a Joan a continuar con su trabajo de instruir sobre este sistema de escritura en TikTok : “es más allá de enseñar. Está más enfocado a que no es el final del camino”.
El joven de 27 años decidió “darle la contraria”, como él señala, a su carrera de Optometría al no solo trabajar con personas con baja visión, sino ir de lleno con personas ciegas , aprender Braille y enseñarlo a través de las redes sociales .
El camino comenzó cuando vio a una persona “escribiendo” con una regleta (instrumento para transcribir al sistema Braille). “Le dije ‘¿está escribiendo?’ Esta persona dirige su cabeza hacia mí y me doy cuenta de que era ciego. Le pregunté si me podía enseñar”, relata para EL UNIVERSAL Erick Joan Robles Uribe, optometrista egresado del Instituto Politécnico Nacional.
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"Una persona ciega me enseñó a enseñar Braille"
El hombre que enseñó a Joan a escribir en Braille se dedicaba a aleccionar a personas ciegas. “Una persona ciega me enseñó a enseñar Braille y sembró en mí mucho del amor y pasión que hoy siento hacia estos temas”, relata Joan.
En la etapa de confinamiento por el Covid-19, Joan comenzó a hablar del sistema de escritura en sus redes sociales y creó su cuenta Los ojos de Joan:" TikTok es mi primera plataforma. Empiezo a tener 10 likes, 5 seguidores. Empiezo a profundizar sobre discapacidad visual”.
En ese punto, el Centro de Atención Integral para la Discapacidad Visual (Cadivi) se pone en contacto con el también creador de contenido para realizar temas en línea dirigidos a personas que quieran interesarse en el mundo de la discapacidad visual .
Foto: Ollinka Méndez/ EL UNIVERSAL
“El primer curso se pensaba que llegaría a pocas personas y nos llegaron 350 cartas de personas interesadas. Todos ellos personas normovisuales (sin problemas ópticos) de todas partes del mundo y en la segunda edición llegan cartas de personas con baja visión y personas ciegas”, expresa.
El reto de enseñar en línea a personas con discapacidad visual
Es entonces que tanto Joan como Cadivi se cuestionan si estaban preparados para enseñar de forma digital a personas que no veían. “Me orillan a buscar estrategias y tenemos a nuestros primeros dos alumnos ciegos graduados con calificación perfecta. Podemos buscar estrategias”.
Los cursos, en colaboración con el Centro, poco a poco se han hecho de forma mixta, es decir, para personas con discapacidad visual, personas con discapacidad auditiva, etc., donde el uso de materiales reciclados, descripciones precisas y la motivación para la participación en clase, son herramientas clave para enseñar de forma efectiva.
Foto: Ollinka Méndez/ EL UNIVERSAL
Al enseñar, Joan también modificó su lenguaje.” En lugar de decir ‘vean cómo está escrito aquí’, si hay imágenes las describo o si es el momento de actividades dinámicas, en lugar de decir ‘hagan lo que yo hago’, les digo ‘ahora con tu mano derecha, vas a tomar una pelotita y vas a colocarla en la celda’, por ejemplo. La descripción es una fuerte herramienta para lo que hago”.
No hay barreras para Joan
“Para muchos, inclusión es darle o tratar distinto a cada persona de acuerdo a sus necesidades y para mí la inclusión es darle exactamente lo mismo a todos y asegurarte de que cada uno obtenga lo que es necesario sin hacer distinción”.
Uno de los retos para Erick Joan fue el privilegio: “He tenido alumnas en Venezuela que decían ‘profe, me voy a ir a un hospital a tomar la clase; me voy a ir a un parque; no tengo luz en mi casa, ¿puede darme la clase un día que tenga luz?’, y es un panorama bien distinto. Ya no es que no quieran, es que no pueden”, expresa.
Foto: Ollinka Méndez/ EL UNIVERSAL
Las historias de vida que impulsan a Joan
Las historias en su haber como profesor pueden ser infinitas, como es el caso de una madre que tomó las clases desde un hospital porque su hija estaba internada a punto de perder la vista, por lo que estudió para que cuando su hija saliera pudiera enseñarle:“son panoramas que te hacen recapacitar, te hacen abrir los ojos y decir ‘esto no se limita a algo, chiquito.
“No es solo Braille. No solo es lengua de señas, no solo son rampas de acceso, es todo un mundo que yo no estoy notando y a pesar de que el Braille es igual para todos, no todos lo van a aprender de la misma forma, ni todos van a tener los mismos obstáculos o las mismas oportunidades”.
Los cursos que Joan imparte tienen presencia de personas de otros países, señala que un 50% de alumnos son extranjeros porque en sus países no existen estos cursos o llegan a ser muy costosos.
Es una realidad que vivir con una discapacidad es una situación compleja, y sumado a esto, en muchos casos las familias viven “al día”, donde les queda elegir entre tener una educación de calidad para su hijo, hija o comer. “Es una crueldad absoluta. Se tiene que atacar desde raíz y entender que esto debería ser un derecho porque las escuelas de educación especial son caras”.
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