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La jícama es un tubérculo crujiente y refrescante, conocido por ser una adición saludable a ensaladas y platos diversos. Pero, si eres dueño de un gato, es posible que te hayas preguntado si puedes compartir este alimento con tu amigo felino.
Laura García Ortiz, veterinaria especializada en medicina felina, manifiesta que la jícama, también conocida como nabo mexicano, es un tubérculo que contiene muchos nutrientes beneficiosos para los humanos, como fibra, vitamina C y antioxidantes. Sin embargo, en lo que respecta a los gatos, la respuesta corta es que, en pequeñas cantidades, la jícama no es tóxica para estos animales.
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Esto no significa que sea recomendable incluirla en su dieta. Los gatos son carnívoros obligados, lo que significa que su sistema digestivo está diseñado principalmente para procesar carne. Aunque la jícama no es venenosa para los felinos, no les aporta ningún valor nutricional significativo y puede ser difícil de digerir para ellos. Además, ofrecerla en exceso puede causar problemas digestivos como diarrea o vómitos.
¿Cómo ofrecer jícama a tu gato de forma segura?
Si decides ofrecer jícama a tu gato, es crucial que sigas algunas pautas para garantizar su seguridad:
- Quita la cáscara y evita las semillas y hojas, ofréceles solo la pulpa blanca por su seguridad.
- Aunque se puede consumir cruda, cocerla facilita la digestión y reduce el riesgo de atragantamiento.
- Asegúrate de que la jícama esté libre de condimentos que podrían ser perjudiciales para tu gato.
- La jícama no debe superar el 10% de la dieta total de tu gato y la cantidad semanal no debería exceder de una cucharada para un gato adulto promedio.
Efectos secundarios y contraindicaciones
En general, si la jícama se ofrece de manera adecuada, no debería causar problemas. Sin embargo, algunos gatos podrían experimentar reacciones adversas, como problemas digestivos o incluso alergias. En casos graves, el consumo de partes tóxicas de la planta puede causar síntomas como temblores, convulsiones y dificultades respiratorias, lo que requiere atención veterinaria inmediata. A esto, se le suma que la jícama no es recomendable para gatos con problemas gastrointestinales o aquellos que sigan una dieta específica, como una dieta hidrolizada o de proteína novel.
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Aunque los gatos pueden comer jícama en pequeñas cantidades y de forma esporádica, no es un alimento que deba incluirse regularmente en su dieta. Los riesgos asociados con su consumo, especialmente en lo que respecta a las partes tóxicas de la planta, superan los limitados beneficios que podría ofrecer. Como siempre, es mejor optar por alimentos que estén específicamente formulados para cubrir las necesidades nutricionales de los gatos y asegurar su bienestar.