El hipo es el resultado de contracciones involuntarias del diafragma, el músculo que controla la respiración. Estas contracciones provocan un cierre repentino de las cuerdas vocales, causando el característico sonido del "hip". Según Mayo Clinic, entre las causas comunes se incluyen comer demasiado rápido, consumir bebidas carbonatadas, cambios bruscos de temperatura o situaciones de estrés. Aunque generalmente desaparece en pocos minutos, el hipo persistente puede estar relacionado con problemas médicos como úlceras, esofagitis o alteraciones metabólicas.
El hipo, conocido médicamente como "singulto", puede ser causado por múltiples factores. Desde razones simples como comer rápido o beber líquidos fríos, hasta causas más complejas como el consumo excesivo de alcohol, medicamentos o procedimientos médicos. En casos raros, el hipo persistente puede ser un síntoma de problemas neurológicos o gástricos. En bebés, por ejemplo, el hipo es frecuente y, en la mayoría de los casos, no requiere tratamiento, ya que suele desaparecer por sí solo.
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Si el hipo no desaparece de inmediato, hay algunos trucos comunes que pueden ayudar a controlarlo:
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El hipo en recién nacidos es un fenómeno común y generalmente no necesita tratamiento. Según estudios, el hipo podría desempeñar un papel en el desarrollo del sistema nervioso y en la regulación de la respiración en los bebés. Sin embargo, si el hipo en un bebé es frecuente o prolongado, se recomienda consultar con un pediatra para descartar posibles problemas subyacentes.
Aunque el hipo suele ser inofensivo y temporal, en casos donde dura más de 48 horas o es recurrente, es importante buscar atención médica. Esto podría ser un indicio de problemas gástricos, neurológicos o metabólicos que requieren tratamiento especializado. Un médico puede evaluar las posibles causas subyacentes y sugerir terapias específicas para aliviar el síntoma.
Evitar las causas comunes es la mejor forma de prevenir el hipo. Esto incluye comer lentamente, evitar bebidas carbonatadas y gestionar el estrés. Para aquellos propensos al hipo frecuente, establecer hábitos de alimentación más conscientes puede marcar una gran diferencia. Mantener una dieta equilibrada y consultar con un profesional de la salud si el hipo persiste son pasos fundamentales para prevenir posibles complicaciones.
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