La preocupación es una compañera constante en la vida de muchos. Desde las pequeñas inquietudes diarias hasta las preocupaciones más profundas y persistentes, su impacto en nuestras vidas puede ser abrumador. La preocupación no solo afecta nuestro estado mental, sino que también puede tener consecuencias físicas y emocionales.
Cuando nos preocupamos, nuestra mente tiende a dar vueltas en un ciclo interminable de pensamientos negativos y escenarios catastróficos. También puede manifestarse este sentimiento físicamente en forma de dolores de cabeza, problemas digestivos, tensión muscular y trastornos del sueño. Estos síntomas físicos solo agravan aún más el ciclo de preocupación, creando un círculo vicioso difícil de romper.
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Además de los efectos individuales, la preocupación puede afectar nuestras relaciones interpersonales y nuestra calidad de vida en general. La preocupación excesiva puede hacer que nos volvamos más irritables, distantes o incapaces de disfrutar de momentos de conexión con nuestros seres queridos. Ante este desafío, expertos de la Universidad de Harvard han desarrollado un análisis para comprender y abordar este problema de manera efectiva.
Siguiendo los pasos que explican los investigadores, cada individuo puede aprender a dejar de lado la preocupación y cultivar una mayor tranquilidad mental. Arthur C. Brooks, investigador y catedrático de Harvard, ha diseñado un método de cuatro pasos para ayudar a las personas a pensar menos y ser más felices.
El especialista, insta a abandonar la ilusión de que torturarnos con preocupaciones resolverá los problemas más rápido. Repetirnos la frase "mi preocupación no cambiará el curso de los acontecimientos" nos ayuda a liberarnos del ciclo de pensamiento negativo y a enfocarnos en acciones constructivas en lugar de preocupaciones improductivas.
Aprovechar el día: Al comenzar cada día, es útil recordarnos a nosotros mismos que no sabemos qué nos deparará el día, pero estamos vivos para experimentarlo. Arthur C. Brooks sugiere decirnos a nosotros mismos que no desperdiciaremos el día preocupándonos por cosas que no podemos controlar. Este enfoque nos ayuda a vivir con menos estrés y ansiedad, permitiéndonos disfrutar del momento presente y tomar las cosas con calma.
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Siguiendo estos pasos, podemos aprender a gestionar nuestra preocupación de manera más efectiva y cultivar una mayor tranquilidad mental en nuestras vidas.