La lactancia materna es una de las experiencias más importantes y beneficiosas tanto para el bebé como para la madre. Proporciona la nutrición ideal para el recién nacido, fortalece el sistema inmunológico del bebé y crea un vínculo emocional profundo entre madre e hijo. Sin embargo, a pesar de sus claros beneficios, existen muchos mitos alrededor de la lactancia que pueden generar dudas y desalentar a las madres. Estos mitos suelen surgir de desinformación o experiencias malinterpretadas, y es fundamental desmentirlos para apoyar una lactancia exitosa y saludable.
Uno de los mitos más comunes es que la lactancia materna es algo natural y, por lo tanto, debería ser fácil. Si bien es cierto que los bebés nacen con el reflejo de buscar el pecho, la realidad es que muchas madres necesitan apoyo para lograr una buena posición y agarre del bebé. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF subrayan que la lactancia requiere práctica, paciencia y, sobre todo, apoyo tanto en el hogar como en el entorno laboral. Con el asesoramiento adecuado, la mayoría de las dificultades iniciales pueden superarse, lo que permite disfrutar de una lactancia exitosa.
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El mito de que la madre necesita descansar separada del bebé después del parto puede interferir con el inicio de la lactancia. La OMS recomienda el contacto piel con piel entre madre e hijo inmediatamente después del nacimiento, y la lactancia durante la primera hora de vida. Este contacto no solo facilita el inicio de la lactancia, sino que también fortalece el vínculo entre la madre y el bebé. Si la madre no puede realizar este contacto, se sugiere que la pareja u otro familiar asuma el papel, asegurando que el bebé se sienta seguro y comience la lactancia de manera efectiva.
Algunas personas creen que alimentar al bebé a demanda lo hará más dependiente o malcriado. Este es un mito sin fundamento. Amamantar a demanda es una práctica recomendada que asegura que el bebé reciba la nutrición que necesita cuando la necesita. La lactancia a demanda fortalece el vínculo emocional entre madre e hijo y contribuye al desarrollo cerebral del bebé. Como señala UNICEF, cada bebé es diferente, y algunos pueden ser más apegados que otros, pero esto no depende de la frecuencia con la que se les amamanta.
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Existe la creencia de que si la madre se enoja, su leche puede "irse" o "cortarse". Esta afirmación es falsa. Según expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque el estrés y la adrenalina pueden disminuir temporalmente la producción de leche, estos efectos son pasajeros. La producción de leche se normaliza una vez que la madre se calma, y el enojo no debería ser una razón para interrumpir la lactancia.
Otro mito es que las mujeres con pezones planos o invertidos no pueden dar el pecho. La Asociación Española de Pediatría aclara que la forma de los pezones no determina la capacidad de amamantar. Con el apoyo adecuado y el uso de técnicas apropiadas, estas mujeres pueden amamantar exitosamente. Además, existen dispositivos como los protectores de pezones que pueden facilitar el proceso, permitiendo que la lactancia sea efectiva y sin dolor.
El dolor al amamantar es una preocupación común que a menudo disuade a las madres de continuar con la lactancia. Sin embargo, si bien es normal experimentar algunas molestias al inicio, el dolor persistente generalmente indica problemas como un mal agarre o infecciones. Con la orientación adecuada, es posible corregir la técnica y reducir el dolor. La UNAM recomienda que las madres mantengan los pezones hidratados con su propia leche materna para prevenir grietas y promover una experiencia de lactancia más cómoda.