Diciembre está aquí y aunque es una temporada en la que muchas personas se sienten ilusionadas por compartir con su familia, amigos o pareja. Lo cierto es que para otras representa un reto dado que se convierte en una época de reflexión y balance anual.
Aunado a eso, en países del hemisferio norte, como es el caso de México, las festividades decembrinas coinciden con la temporada invernal, por lo que el frío y la luminosidad juegan un papel importante en el ánimo de las personas.
Si bien éstos tiene mayor repercusión en los habitantes de países donde la noche tiene una mayor duración, vale la pena tener en cuenta qué vitamina hay que incluir en el día a día, para descartar caer en este trastorno.
Éste está asociado con la melatonina, una hormona que se encuentra de forma natural en el organismo e interviene en el ciclo del sueño.
Se trata de un tipo de depresión que se caracteriza justamente por su patrón estacional, ligado directamente al invierno. Los síntomas pueden durar entre cuatro y cinco meses.
De acuerdo con la UNAM su origen está relacionado a días cortos y oscuros. Entre los principales síntomas que muestran las personas que han caído en este trastorno son:
Dado que está directamente relacionado a la producción de melatonina y serotonina, es vital la vitamina D. Además de obtenerla en alimentos, exponerse a la luz del sol, da un aporte importante de ésta.
De ese modo el sistema hormonal produce mayor cantidad de estas hormonas y aleja a las personas de esa sensación de cansancio y desesperanza.
De acuerdo con Patricia Bermúdez, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, la exposición a la lux solar genera un aporte importante de vitamina D.
“Sabemos que cuando el organismo está expuesto a la luz solar, ocurre un aporte de vitamina D. Esto hace que nuestro sistema hormonal produzca una mayor cantidad de hormonas como la melatonina y la serotonina. Cuando tenemos la serotonina presente en nuestro organismo, tenemos una mejor motivación y una mejor condición para hacer las cosas. Nuestra función cerebral también mejora nuestro ánimo y, por consiguiente, tenemos ganas de aprender y de hacer cosas, ya que estamos en buenas condiciones”, se lee en un artículo publicado por UNAM Global.
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