Las várices son una afección común que afecta a muchas personas y está asociada a problemas en las venas, específicamente a paredes venosas debilitadas o válvulas dañadas. Aunque el ejercicio es una recomendación frecuente para mejorar la circulación y prevenir su aparición, la alimentación juega un rol fundamental en la salud vascular. Entre los alimentos que se destacan por sus beneficios, la espinaca se posiciona como una opción excelente para combatir la inflamación de las venas que causa las várices.
La espinaca es una verdura rica en nutrientes esenciales y fibra, lo que la convierte en un aliado importante para la salud de las venas. Según el sitio web especializado Modern Heart and Vascular, las verduras de hojas verdes como la espinaca aportan múltiples beneficios para la circulación, debido a su contenido de antioxidantes y fibra. Consumir espinaca de manera regular puede mejorar la digestión, un factor importante en la prevención de várices, ya que el estreñimiento genera presión sobre las venas, lo que puede dañarlas y debilitar sus válvulas. Además, la fibra presente en esta verdura ayuda a mantener el tránsito intestinal en buen estado, evitando así esta presión adicional que complica la circulación sanguínea.
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Otro aspecto destacado es su capacidad para reducir la inflamación. Las propiedades antiinflamatorias de la espinaca ayudan a mantener las venas en mejor estado, favoreciendo una circulación más saludable y minimizando el riesgo de inflamación que puede generar las várices.
Si bien incluir espinaca en la dieta es un paso positivo, también es importante evitar ciertos alimentos que pueden agravar la situación. Según el portal Varicentro, algunos de los alimentos que deberían limitarse o evitarse en casos de várices son aquellos ricos en azúcares refinados, grasas trans y saturadas, como la bollería industrial, el azúcar blanco, los productos lácteos grasos y las carnes procesadas. Estos alimentos pueden empeorar la inflamación y obstruir la circulación sanguínea, contribuyendo a la aparición o el empeoramiento de las várices.
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Además de una dieta balanceada, que incluya alimentos ricos en fibra como la espinaca, es recomendable realizar pequeños cambios en el estilo de vida que favorezcan la salud de las venas. Por ejemplo, se sugiere hacer comidas más pequeñas y frecuentes, lo que ayuda a evitar una digestión pesada que ejerza presión sobre las venas. También es aconsejable evitar acostarse inmediatamente después de comer, ya que esta práctica puede interferir con la circulación. Usar ropa holgada que no comprima el abdomen y dormir con la cabeza elevada entre 15 y 20 centímetros también puede ayudar a mejorar el retorno venoso, reduciendo el riesgo de várices.