El colágeno es una proteína clave para mantener la piel firme y tersa, y a medida que envejecemos, su producción natural disminuye. A partir de los 25 años, el cuerpo reduce la creación de colágeno, y este proceso se acelera significativamente después de los 40, según lo confirman especialistas en dermatología. Este declive es una de las principales razones por las que aparecen los signos del envejecimiento, como las arrugas y la flacidez en el rostro. Sin embargo, hay técnicas caseras que pueden ayudar a estimular la producción de colágeno y prevenir estos efectos.
Una de las formas más efectivas de estimular el colágeno en casa es a través del uso de masajes faciales. La dermatóloga Patricia Ogilvie, experta en longevidad y miembro del consejo científico Reverse Aging, explica que los fibroblastos, que son las células encargadas de producir colágeno, reaccionan a la presión y tensión que generan los masajes. Cuando se aplican movimientos controlados en el rostro, se envían señales a los fibroblastos para que produzcan más colágeno, y lo hagan con mejor calidad.
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El uso de herramientas de masaje en casa puede replicar, en cierta medida, los beneficios de los masajes profesionales. Aunque no reemplazan por completo los tratamientos realizados por esteticistas, los masajes caseros pueden tener un impacto positivo si se realizan de manera constante. Herramientas como rodillos o dispositivos diseñados para la piel facial, acompañados de movimientos ascendentes y desde el centro del rostro hacia afuera, pueden favorecer el drenaje y la activación de las células productoras de colágeno.
Los movimientos durante el masaje facial deben seguir una dirección específica para maximizar sus beneficios. Se recomienda comenzar desde el centro del rostro y mover las herramientas hacia afuera en líneas ascendentes, lo que no solo estimula el colágeno, sino que también mejora el drenaje linfático. Aplicar frío a las herramientas de masaje, colocándolas previamente en el refrigerador, puede potenciar aún más los efectos, ya que el frío ayuda a reducir la hinchazón y mejora la circulación.
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Además de los masajes, hay otras formas de apoyar la producción de colágeno en el cuerpo. Una de ellas es la práctica regular de ejercicios de fuerza y resistencia. Estos ejercicios no solo fortalecen los músculos, sino que también ayudan a mejorar la densidad ósea, lo que a su vez estimula la producción de colágeno en los huesos y la piel.
Otro aspecto crucial es cuidar la alimentación. Incluir alimentos ricos en zinc, como el pescado, las nueces y los cereales integrales, puede mejorar la capacidad del cuerpo para cicatrizar y regenerar la piel, un proceso que se debilita con la edad. Usar productos tópicos con zinc también es beneficioso, ya que ayuda a proteger la piel y a mantenerla más joven y saludable.
Aunque las herramientas de masaje casero no son tan poderosas como un tratamiento facial profesional, su uso regular puede tener un impacto considerable en la piel. Combinadas con una dieta equilibrada y ejercicios de fuerza, estas técnicas pueden ayudar a prolongar la firmeza y elasticidad de la piel, retrasando así los signos visibles del envejecimiento.
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